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El contador y economista Rafael Cuello analizó la crisis estructural del país, cuestionó el régimen de coparticipación, denunció la impunidad de la dirigencia política y empresarial, y advirtió que “no hay plan económico” sino apenas una continuidad del deterioro.

“Estamos peor que hace 25 años”. Así comenzó Rafael Cuello, economista y contador público, su análisis sobre la situación actual del país en diálogo con Debate Abierto. Cuello ofreció un diagnóstico crudo y estructural: “Hace un siglo que se patea todo para adelante”, disparó, y aseguró que el verdadero poder en Argentina lo ejerce “la corrupción”.
Cuello apuntó contra las bases mismas del sistema fiscal argentino, al que calificó como “antinatural” desde la instauración del régimen de coparticipación federal en 1932, impuesto, según afirmó, “por las armas” durante el gobierno de José Félix Uriburu. Desde entonces, sostuvo, las provincias dejaron de administrar sus recursos y comenzaron a recibir “las monedas que le sobran a la Nación”.
“El sistema tributario argentino no agrega valor, sólo encarece productos”, explicó Cuello, comparando la carga impositiva entre Argentina y otros países de la región. Según su visión, esto redunda en una caída permanente de la demanda interna y en la pérdida de competitividad: “Un escritorio hecho en Brasil sale la mitad que uno argentino, y no porque el de acá tenga música funcional, sino por los impuestos”.
El economista también criticó la falta de propuestas políticas transformadoras. “No hay reforma, no hay plan. Y lo que hay no va a ningún lado”, afirmó. Para Cuello, Argentina alterna entre gobiernos que “estatizan todo” y otros que “privatizan todo”, pero sin cambios reales. “Los que pagan están siempre del mismo lado: somos nosotros. Y los que cobran también son siempre los mismos”.
Consultado por Debate Abierto sobre la figura del actual presidente, Cuello dijo que su llegada al poder no fue por mérito propio, sino por el colapso de toda la dirigencia anterior: “La gente ya no le cree a nadie. Ni al que está, ni al que estuvo”. Incluso ironizó que, en ese contexto, “si se presenta el Ratón Mickey, gana el Ratón Mickey”.
Cuello se mostró particularmente crítico con la estructura estatal, a la que definió como “una maquinaria que garantiza negocios para unos pocos, con la plata de todos”. Denunció licitaciones sobrefacturadas, empleos heredados dentro del Poder Judicial y cargos políticos que se transmiten “como una llave en mano”.
“Hace 100 años que nos gobierna la corrupción”, sentenció. Y diferenció: “No es que haya gobiernos corruptos. Es la corrupción misma la que gobierna. Nadie va al poder a gobernar, van a hacerse ricos en poco tiempo, con total impunidad”.
Al final, Cuello expresó su frustración con la burocracia que asfixia a los ciudadanos comunes y protege a los poderosos: “Si un perejil quiere abrir un kiosco, le piden 500 trámites. Pero los que se roban millones no tienen ningún problema”. Y concluyó con una imagen tan potente como desesperanzada: “Esto es una pelea de elefantes, y nosotros somos el pasto”. (Fuente: Debate Abierto)
“La corrupción nos gobierna hace 100 años”, expresó el economista Rafael Cuello
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El contador y economista Rafael Cuello analizó la crisis estructural del país, cuestionó el régimen de coparticipación, denunció la impunidad de la dirigencia política y empresarial, y advirtió que “no hay plan económico” sino apenas una continuidad del deterioro.
“Estamos peor que hace 25 años”. Así comenzó Rafael Cuello, economista y contador público, su análisis sobre la situación actual del país en diálogo con Debate Abierto. Cuello ofreció un diagnóstico crudo y estructural: “Hace un siglo que se patea todo para adelante”, disparó, y aseguró que el verdadero poder en Argentina lo ejerce “la corrupción”.
Cuello apuntó contra las bases mismas del sistema fiscal argentino, al que calificó como “antinatural” desde la instauración del régimen de coparticipación federal en 1932, impuesto, según afirmó, “por las armas” durante el gobierno de José Félix Uriburu. Desde entonces, sostuvo, las provincias dejaron de administrar sus recursos y comenzaron a recibir “las monedas que le sobran a la Nación”.
“El sistema tributario argentino no agrega valor, sólo encarece productos”, explicó Cuello, comparando la carga impositiva entre Argentina y otros países de la región. Según su visión, esto redunda en una caída permanente de la demanda interna y en la pérdida de competitividad: “Un escritorio hecho en Brasil sale la mitad que uno argentino, y no porque el de acá tenga música funcional, sino por los impuestos”.
El economista también criticó la falta de propuestas políticas transformadoras. “No hay reforma, no hay plan. Y lo que hay no va a ningún lado”, afirmó. Para Cuello, Argentina alterna entre gobiernos que “estatizan todo” y otros que “privatizan todo”, pero sin cambios reales. “Los que pagan están siempre del mismo lado: somos nosotros. Y los que cobran también son siempre los mismos”.
Consultado por Debate Abierto sobre la figura del actual presidente, Cuello dijo que su llegada al poder no fue por mérito propio, sino por el colapso de toda la dirigencia anterior: “La gente ya no le cree a nadie. Ni al que está, ni al que estuvo”. Incluso ironizó que, en ese contexto, “si se presenta el Ratón Mickey, gana el Ratón Mickey”.
Cuello se mostró particularmente crítico con la estructura estatal, a la que definió como “una maquinaria que garantiza negocios para unos pocos, con la plata de todos”. Denunció licitaciones sobrefacturadas, empleos heredados dentro del Poder Judicial y cargos políticos que se transmiten “como una llave en mano”.
“Hace 100 años que nos gobierna la corrupción”, sentenció. Y diferenció: “No es que haya gobiernos corruptos. Es la corrupción misma la que gobierna. Nadie va al poder a gobernar, van a hacerse ricos en poco tiempo, con total impunidad”.
Al final, Cuello expresó su frustración con la burocracia que asfixia a los ciudadanos comunes y protege a los poderosos: “Si un perejil quiere abrir un kiosco, le piden 500 trámites. Pero los que se roban millones no tienen ningún problema”. Y concluyó con una imagen tan potente como desesperanzada: “Esto es una pelea de elefantes, y nosotros somos el pasto”. (Fuente: Debate Abierto)