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Fundado en 1994 por la profesora Miriam Hernández junto a un grupo de estudiantes, el Club de Ciencias Libertad celebra tres décadas de trabajo voluntario, innovación y reconocimiento internacional. Desde sus inicios escolares hasta representar a Argentina en ferias científicas en todo el mundo, su recorrido demuestra el poder transformador de la educación no formal y el compromiso comunitario.

El Club de Ciencias Libertad, nacido en Cerrito, cumple 30 años de trayectoria, y su fundadora, la profesora Miriam Hernández, repasó el camino recorrido desde 1994 hasta hoy.
El proyecto comenzó como una experiencia dentro del Colegio Nacional de Cerrito, con la participación de jóvenes que presentaron su primer proyecto en una feria de ciencias. El éxito inicial y el entusiasmo colectivo dieron origen a un club independiente que desde entonces no ha parado de crecer.
Después de atravesar algunas dificultades institucionales, el Club encontró su lugar fuera del ámbito escolar, funcionando incluso en la casa de Hernández. En 2000 se consolidó bajo el nombre de Club de Ciencias Libertad, con un fuerte énfasis en la autonomía, el trabajo colaborativo y el compromiso social. Durante todos estos años, sus actividades se sostuvieron sin financiamiento regular, gracias al esfuerzo voluntario y el apoyo constante de la comunidad.
La profesora destaca con orgullo los logros alcanzados, incluyendo la participación en cinco ferias mundiales de ciencia en países como Estados Unidos, México, Brasil y Emiratos Árabes Unidos. Además, el club ha obtenido membresías internacionales como Milset (Movimiento Mundial por el Recreo Científico y Tecnológico) y la Red Iberoamericana de Clubes de Ciencia, siendo actualmente el único representante activo de Argentina en dichas organizaciones.
Este año, el Club de Ciencias Libertad prepara la edición número 16 de su Foro de Ciencia, Tecnología y Cultura, y se alista para viajar nuevamente a Abu Dhabi, reafirmando su lugar en el mapa global de la ciencia juvenil. “Nunca cobramos un centavo, todo se ha hecho por vocación”, resume Hernández a Debate Abierto, sintetizando el espíritu de un proyecto que combina pasión, educación y comunidad.
La participación en espacios internacionales, además de representar una oportunidad de visibilidad, implica también un compromiso con la mejora constante.
“Eso nos obliga y nos interpela a ser cada vez mejores”, señala Hernández, al explicar que ser parte de redes como Milset y la Red Iberoamericana de Clubes implica mantener estándares de calidad, actualizar enfoques y compartir experiencias con otras instituciones del mundo.
Estas redes no solo amplían el horizonte educativo del club, sino que también fortalecen vínculos institucionales y académicos. “A mí no me interesa ocupar cargos internacionales, pero sí me interesa que estemos representados. Que el club tenga voz, que los chicos puedan proyectarse”, afirma. La experiencia internacional se convierte así en una herramienta educativa poderosa, que nutre tanto a los jóvenes participantes como a las comunidades a las que pertenecen. (Fuente: Debate Abierto)
El Club de Ciencias Libertad de Cerrito viajará a Abu Dhabi representando a Entre Ríos
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Fundado en 1994 por la profesora Miriam Hernández junto a un grupo de estudiantes, el Club de Ciencias Libertad celebra tres décadas de trabajo voluntario, innovación y reconocimiento internacional. Desde sus inicios escolares hasta representar a Argentina en ferias científicas en todo el mundo, su recorrido demuestra el poder transformador de la educación no formal y el compromiso comunitario.
El Club de Ciencias Libertad, nacido en Cerrito, cumple 30 años de trayectoria, y su fundadora, la profesora Miriam Hernández, repasó el camino recorrido desde 1994 hasta hoy.
El proyecto comenzó como una experiencia dentro del Colegio Nacional de Cerrito, con la participación de jóvenes que presentaron su primer proyecto en una feria de ciencias. El éxito inicial y el entusiasmo colectivo dieron origen a un club independiente que desde entonces no ha parado de crecer.
Después de atravesar algunas dificultades institucionales, el Club encontró su lugar fuera del ámbito escolar, funcionando incluso en la casa de Hernández. En 2000 se consolidó bajo el nombre de Club de Ciencias Libertad, con un fuerte énfasis en la autonomía, el trabajo colaborativo y el compromiso social. Durante todos estos años, sus actividades se sostuvieron sin financiamiento regular, gracias al esfuerzo voluntario y el apoyo constante de la comunidad.
La profesora destaca con orgullo los logros alcanzados, incluyendo la participación en cinco ferias mundiales de ciencia en países como Estados Unidos, México, Brasil y Emiratos Árabes Unidos. Además, el club ha obtenido membresías internacionales como Milset (Movimiento Mundial por el Recreo Científico y Tecnológico) y la Red Iberoamericana de Clubes de Ciencia, siendo actualmente el único representante activo de Argentina en dichas organizaciones.
Este año, el Club de Ciencias Libertad prepara la edición número 16 de su Foro de Ciencia, Tecnología y Cultura, y se alista para viajar nuevamente a Abu Dhabi, reafirmando su lugar en el mapa global de la ciencia juvenil. “Nunca cobramos un centavo, todo se ha hecho por vocación”, resume Hernández a Debate Abierto, sintetizando el espíritu de un proyecto que combina pasión, educación y comunidad.
La participación en espacios internacionales, además de representar una oportunidad de visibilidad, implica también un compromiso con la mejora constante.
“Eso nos obliga y nos interpela a ser cada vez mejores”, señala Hernández, al explicar que ser parte de redes como Milset y la Red Iberoamericana de Clubes implica mantener estándares de calidad, actualizar enfoques y compartir experiencias con otras instituciones del mundo.
Estas redes no solo amplían el horizonte educativo del club, sino que también fortalecen vínculos institucionales y académicos. “A mí no me interesa ocupar cargos internacionales, pero sí me interesa que estemos representados. Que el club tenga voz, que los chicos puedan proyectarse”, afirma. La experiencia internacional se convierte así en una herramienta educativa poderosa, que nutre tanto a los jóvenes participantes como a las comunidades a las que pertenecen. (Fuente: Debate Abierto)