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*Por Adán Bahl
Durante la última semana la economía argentina tuvo una de las corridas cambiarias más fuertes de los últimos tiempos. El dólar se disparó y sembró más incertidumbre en torno a las metas de crecimiento e inflación pautadas para este año. Más allá de los debates de coyuntura sobre esta situación, lo que se puso al descubierto es que la inflación sigue siendo un problema y que los niveles de endeudamiento exponen al país a los vaivenes internos y externos de una manera más cruda. ¿Es hora de revisar el modelo económico?
Adan Bahl.
En 2014, Macri escribía en su cuenta de Twitter: “Cuando presenten un plan para resolver la inflación vamos a empezar a hablar de cómo producir más y mejor y no de cuánto está el dólar.” En ese entonces, se registraba también una corrida cambiaria que generó una abrupta devaluación del peso, claro que en otro contexto y con otras condiciones económicas. La llegada de Cambiemos al gobierno tuvo como una de sus primeras medidas desarmar el llamado “cepo cambiario“. Además, dispuso de una batería de medidas orientadas a contener la inflación, como uno de sus objetivos centrales, consistente en un programa de metas anuales y progresivas para ir disminuyéndola. Sin embargo, en lo que va de la gestión estas metas no solo no se cumplieron sino que la inflación estuvo siempre bastante por encima. Incluso hace poco se había revisado y elevado el objetivo (la meta estaba entre 8 y 12% para 2018 y se aumentó a 15%). Los sucesos de esta semana hacen pensar que nuevamente estaremos muy lejos del objetivo propuesto aunque el gobierno insiste con que es un principio que ‘’organiza’’ a la economía.
Entre las discusiones que se dan entre los especialistas -e incluso lo que dicen los voceros del gobierno- están quienes atribuyen la situación a un problema externo y quienes se lo atribuyen al esquema financiero de Cambiemos. Es que Estados Unidos aumentó su tasa de interés y tentó a muchos especuladores que tenían inversiones en nuestro país a pasarse a otros activos financieros (afuera). En un país sin regulaciones a la entrada y salida de capitales, este movimiento generó una desestabilización. La pregunta es hasta qué punto la desregulación financiera y el fomento de la especulación (por sobre las inversiones productivas) hicieron más vulnerable a nuestra economía. Por otra parte, están quienes plantean que el programa de metas del Banco Central no sólo no da resultados sino que se choca en sus objetivos con el aumento de las tarifas, que en vez de contener la inflación, la potencia.
Ante la corrida cambiaria de los últimos días, el Banco Central operó con una batería de herramientas: vendió reservas (para intentar mantener el precio del dólar), aumentó la tasa de interés de las LEBAC (para tentar a los ahorristas a que se queden con ese activo) y devaluó la moneda. Es muy difícil que ante todos estos movimientos no veamos un impacto en los niveles de inflación: estamos probablemente ante otro incumplimiento de la meta para este año, con todo lo que eso significa para quienes tienen que planificar sus negocios, inversiones, compras, créditos, etc.
Al margen de cualquier discusión, está claro que hay algo que no está funcionando como se esperaba. Como bien señalaba Macri en ese mensaje de 2014, el dólar es un síntoma y no el problema en sí mismo. La lluvia de inversiones no llegó, el segundo semestre se hizo cuarto semestre y los pequeños brotes verdes que aparecieron no aseguran un crecimiento acorde a las demandas que el endeudamiento nos pone en el futuro. Ante esto, Dujovne planteó que ajustará la meta fiscal que se había comprometido a modo de garantizar la solvencia del país. ¿Esto significa un mayor ajuste en el Estado? Un mayor ajuste, ¿es viable en el contexto de una economía que aún no termina de despegar?
Mientras el empleo crece muy tímidamente y empujado por el monotributo, se avecina el debate de la reforma laboral. Ante esto, entonces, es válido preguntarse ¿Cuál es la hoja de ruta del gobierno? ¿Cómo podemos reorganizar los objetivos que se han trazado de cara a una situación que no está caminando por el sendero esperado?
*Contador. Vicegobernador de Entre Ríos
Correr sin rumbo
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*Por Adán Bahl
Durante la última semana la economía argentina tuvo una de las corridas cambiarias más fuertes de los últimos tiempos. El dólar se disparó y sembró más incertidumbre en torno a las metas de crecimiento e inflación pautadas para este año. Más allá de los debates de coyuntura sobre esta situación, lo que se puso al descubierto es que la inflación sigue siendo un problema y que los niveles de endeudamiento exponen al país a los vaivenes internos y externos de una manera más cruda. ¿Es hora de revisar el modelo económico?
Adan Bahl.
En 2014, Macri escribía en su cuenta de Twitter: “Cuando presenten un plan para resolver la inflación vamos a empezar a hablar de cómo producir más y mejor y no de cuánto está el dólar.” En ese entonces, se registraba también una corrida cambiaria que generó una abrupta devaluación del peso, claro que en otro contexto y con otras condiciones económicas. La llegada de Cambiemos al gobierno tuvo como una de sus primeras medidas desarmar el llamado “cepo cambiario“. Además, dispuso de una batería de medidas orientadas a contener la inflación, como uno de sus objetivos centrales, consistente en un programa de metas anuales y progresivas para ir disminuyéndola. Sin embargo, en lo que va de la gestión estas metas no solo no se cumplieron sino que la inflación estuvo siempre bastante por encima. Incluso hace poco se había revisado y elevado el objetivo (la meta estaba entre 8 y 12% para 2018 y se aumentó a 15%). Los sucesos de esta semana hacen pensar que nuevamente estaremos muy lejos del objetivo propuesto aunque el gobierno insiste con que es un principio que ‘’organiza’’ a la economía.
Entre las discusiones que se dan entre los especialistas -e incluso lo que dicen los voceros del gobierno- están quienes atribuyen la situación a un problema externo y quienes se lo atribuyen al esquema financiero de Cambiemos. Es que Estados Unidos aumentó su tasa de interés y tentó a muchos especuladores que tenían inversiones en nuestro país a pasarse a otros activos financieros (afuera). En un país sin regulaciones a la entrada y salida de capitales, este movimiento generó una desestabilización. La pregunta es hasta qué punto la desregulación financiera y el fomento de la especulación (por sobre las inversiones productivas) hicieron más vulnerable a nuestra economía. Por otra parte, están quienes plantean que el programa de metas del Banco Central no sólo no da resultados sino que se choca en sus objetivos con el aumento de las tarifas, que en vez de contener la inflación, la potencia.
Ante la corrida cambiaria de los últimos días, el Banco Central operó con una batería de herramientas: vendió reservas (para intentar mantener el precio del dólar), aumentó la tasa de interés de las LEBAC (para tentar a los ahorristas a que se queden con ese activo) y devaluó la moneda. Es muy difícil que ante todos estos movimientos no veamos un impacto en los niveles de inflación: estamos probablemente ante otro incumplimiento de la meta para este año, con todo lo que eso significa para quienes tienen que planificar sus negocios, inversiones, compras, créditos, etc.
Al margen de cualquier discusión, está claro que hay algo que no está funcionando como se esperaba. Como bien señalaba Macri en ese mensaje de 2014, el dólar es un síntoma y no el problema en sí mismo. La lluvia de inversiones no llegó, el segundo semestre se hizo cuarto semestre y los pequeños brotes verdes que aparecieron no aseguran un crecimiento acorde a las demandas que el endeudamiento nos pone en el futuro. Ante esto, Dujovne planteó que ajustará la meta fiscal que se había comprometido a modo de garantizar la solvencia del país. ¿Esto significa un mayor ajuste en el Estado? Un mayor ajuste, ¿es viable en el contexto de una economía que aún no termina de despegar?
Mientras el empleo crece muy tímidamente y empujado por el monotributo, se avecina el debate de la reforma laboral. Ante esto, entonces, es válido preguntarse ¿Cuál es la hoja de ruta del gobierno? ¿Cómo podemos reorganizar los objetivos que se han trazado de cara a una situación que no está caminando por el sendero esperado?
*Contador. Vicegobernador de Entre Ríos