Arralde, el cronista del olvido

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*Por Angel Giano

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Cargado de soberbia y fundamentalmente de profunda amnesia, Juan Carlos Arralde, ex senador, ex convencional y candidato a todo, elucubra alegremente basado en su percepción que el resto de la clase política, la prensa y la sociedad toda ha sido víctima de una enfermedad colectiva: el olvido. Cuando Arralde fue senador hubo hechos de corrupción que terminaron con condena firme de la justicia entrerriana.

En su afán de conseguir un cargo público Arralde opina libremente con planteos llenos de republicanismo, pero con omisiones groseras. Dice que “en esta época de corrupción consumada, investigaciones difundidas por los medios, y funcionarios de variada estirpe imputados, ha pasado desapercibida una disposición constitucional entrerriana que puede agregar un polémico condimento político a los procesos penales en curso”.

Digo claramente que respeto el accionar de la justicia para develar, mediante los mecanismos legales pertinentes, cualquier hecho ilícito que involucre la administración pública, especialmente si fue realizado por funcionarios o empleados públicos. Pero también digo que el dicente Arralde menciona “es esta época de corrupción…” y aquí es donde pretende la complicidad del olvido colectivo.

Le quiero recordar a Juan Carlos Arralde, senador departamental por el departamento San Salvador durante el período 1999-2003, compartiendo el gobierno de Sergio Montiel; que la justicia entrerriana condenó a dos ministros de esa administración por los delitos de fraude en perjuicio de la administración pública y negociaciones incompatibles con la función pública.

Entonces quiero señalar que corrupción consumada es la que se prueba ante la justicia y recibe condena. son unas pocas afortunadamente en la provincia, todos las conocemos como así también las condenas. Pero fue durante el gobierno radical de Montiel, del que Arralde participó como un entusiasta defensor , cuando dos de sus ministros recibieron condena firme por los delitos cometidos en contra del Estado que le valieron la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Por si eso fuera poco nos dejaron el legado de los Bonos Federales y la peor crisis que se tenga memoria.

Sobre el artículo 39 de la Constitución, parece una bravata superflua y no el análisis de un convencional constituyente; su avidez mediática quizás lo impulse a consideraciones indecorosas, que finalmente lo lleven a requerir la despenalización del delito de duelo que sanciona el Código Penal.

Sin consignas y sin animosidad, para remediar las omisiones y el olvido, y hasta como ejercicio de autoayuda le recomiendo a Arralde escuchar aquella canción de León Gieco que dice: “todo está guardado en la memoria”.

*Presidente Bloque Senadores FJPV