Los desafíos de Bordet

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*Por Juan Carlos Arralde

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Desde el 10 de diciembre Entre Ríos conocerá las destrezas de un nuevo gobernador peronista.- Gustavo Bordet será el nuevo administrador de una provincia que le presenta complejos desafíos, aunque también interesantes oportunidades que podría aprovechar o desestimar.

Por lo pronto debe destacarse que Bordet es un dirigente joven (tiene 52 años), con formación académica (es contador público) y tiene una interesante foja de servicios siempre en la Administración Pública (fue concejal de Concordia, su ciudad, pasó por la UADER, el IAFAS, fue ministro de Jorge Busti e intendente de una ciudad compleja como Concordia por 8 años).

Goza de un ganado prestigio y trayectoria familiar, que le ha servido para escalar posiciones en la política doméstica.- El elegido de Urribarri para encabezar la fórmula a la Gobernación cultiva un bajo perfil político y su fortaleza reside en ser concordiense, en apariencia dócil y –también en apariencia- insospechado de construir un proyecto político propio.- Urribarri no eligió su sucesor al azar, seguramente ponderando la experiencia, los riesgos y la fortuna que vivió él mismo cuando su mentor Jorge Busti lo llevó al lugar soñado.

Al gobernador saliente le debe aterrar ocupar el lugar de la víctima al que supo condenar a su padre político cuando accedió al sillón de Urquiza y no quiere experimentar en carne propia aquel infiel destierro, menos aún a manos de un delfín impensado.

No se ha dicho pero en los pasillos de Casa Gris se comenta por lo bajo que Bordet habría dado luz verde a una operación para mantener al frente de la Cámara Baja al inefable José Allende, para evitar un tutelaje sofocante de un Urribarri omnipresente en su gestión de gobierno al cuidado del “modelo”. De allí las fuertes críticas que el nogoyaense le habría dedicado al ahora diputado y frustrado Ministro del Interior y Transporte.

El nuevo gobernador debe hacerse cargo de una provincia con serios problemas.- Sin caja, con una masa salarial que supera los 100.000 beneficiarios mensuales (entre activos y pasivos), con una absoluta dependencia de la Nación y con una mayor distribución del poder político como no existía desde 2.007, Bordet tendrá que vérselas con una oposición legislativa con 12 diputados del frente “Cambiemos” más 4 diputados peronistas con destino incierto (aunque con experiencia en el cambio de carriles), 28 intendencias en manos de radicales o filoradicales y un Senado con mayoría opositora, salvo la espasmódica y pendular resistencia que ofrezca el representante de Villaguay, que abreva en las huestes de Adrián Fuertes, quien tardó menos de lo que canta un gallo desde el 25 de octubre para plegarse al nuevo oficialismo filokirchnerista, con visita, foto y todo.

Desesperación política que el propio vicegobernador Bahl se encargó de destacar con su conocidos modales políticamente correctos.

No se olvide el lector de la segura presencia de un Urribarri presidiendo la Cámara de Diputados, ocupando un lugar privilegiado y manejando una caja interesante desde el cual poder condicionar a su sucesor.- Paradojal su destino, pero Urribarri repite la historia de su otrora jefe político, con la diferencia de que no es Jorge Busti, a quien la historia del peronismo le reconoce liderazgo y capacidad de mando.

La Constitución reformada de 2008 le veda absolutamente a Urribarri la chance de volver a postularse para la primera magistratura entrerriana, y ese dato no es menor a la hora de rebelarse y desconocer una autoridad que siempre se sostuvo en el control de la caja, pero nunca en la autoridad política.

Un presupuesto de 57 mil millones de pesos pero con un déficit financiero de $ 1.100 millones y una deuda flotante que se arrima a los $ 5.000 millones le pone la piel de gallina a cualquiera.- Pero si a ello se le suma la advertencia/consejo del saliente Urribarri de que deberá emitir bonos para pagar salarios y jubilaciones suena a un “alerta roja” que exhibe que los números públicos son peores de lo que se conoce.

No hay recodo ni caja de la Administración Pública Provincial a la que Valiero no haya echado mano y vaciado para poder abonar los salarios de octubre, y se acercan los nubarrones de un diciembre siempre atemorizante, con aguinaldos que honrar y encima cambio de aires en la Nación.

Precisamente por esta última razón es que Bordet no tendrá ni por asomo el acceso y las cruciales ventajas de las que gozó su antecesor del Gobierno Nacional, a pesar de que Macri le ha hecho saber que gobernará con todos los gobernadores y para todos los argentinos.

“Este cambio no puede detenerse en revanchas o ajustes de cuentas” tranquilizó el nuevo Presidente, pero los fondos discrecionales de la lapicera de Cristina de los que Urribarri hizo uso (y abuso) durante sus 8 años en el poder serán solo un recuerdo. Lo cierto es que la Provincia está virtualmente en bancarrota, endeudada y obligada por la realidad a realizar un inevitable ajuste en su descomunal gasto público.

Ineficiencias y materias pendientes que el flujo de recursos de la Nación lograron disimular se dejarán ver con toda su brutalidad en esta nueva gestión: el endémico déficit de la Caja de Jubilaciones, el fenomenal peso de la planta de personal que le cuesta al erario público $ 1.700 millones por mes, un peso de la estructura del Estado que no redunda en mejores servicios públicos (sirva de ejemplo que Entre Ríos tiene ¡¡¡10 Ministerios ¡! con mas sus Secretarías, Subsecretarías y Direcciones), una deuda con la Nación aún sin amortizar, un pasivo flotante que crece mes a mes, un mayor endeudamiento a corto plazo de la mano de las Letras de Tesorería que se toma para pagar salarios a costos usurarios y sigue la lista.

Un gobernador sin demasiada autoridad política pero con muchísimas demandas pendientes, obligado –tristemente obligado- a mendigar fondos nacionales a un adversario político para poder pagar sueldos no es el mejor comienzo de gestión ¿Por dónde hundirá el bisturí el nuevo gobernador?

*Ex Senador Provincial por San Salvador (UCR)