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Dos psiquiatras y una psicóloga declararon en el juicio a Adrián Molaro por el asesinato de Alexis Céparo. Concluyeron que padece un “daño psíquico” por una “vivencia de hostigamiento”.

Dos psiquiatras y una psicóloga declararon en el juicio a Adrián Molaro.
La segunda jornada del juicio a Adrián Molaro por el asesinato de Alexis Céparo comenzó con la advertencia del tribunal para evitar incidentes y gritos, como sucedió el lunes. “Todos tenemos que comprometernos en este cometido, sobre todo los auxiliares de Justicia (abogados), a quienes les solicito que cuiden sus palabras y moderen sus dichos. Les advierto por única vez que si los incidentes se repiten vamos a tener que seguir el juicio sin público”, informó Marcela Badano.
El juicio se desarrolló con normalidad, aunque se mantuvo el clima de tensión con cada testimonial. Ayer declararon los padres y un amigo del detenido por el crimen, y los profesionales de la salud mental que realizaron la pericia a Molaro.
Los psiquiatras María Eugenia Londero y Sebastián Coll, y la psicóloga Zulmira Barbagelata, declararon acerca de las conclusiones a las que arribaron en el informe derivado de las entrevistas y test de personalidad practicados al imputado.
Los peritos confirmaron que Molaro presenta una hipoamnesia, es decir una disminución de la memoria causada por un evento traumático grave, respecto del momento en que disparó e hirió de muerte a Céparo. “Tiene trazos de memoria vacíos de recuerdo (…) esos lapsos de memoria que se perdieron, al momento de la pericia no eran recuperables”, explicaron.
Acerca de la personalidad de Molaro, afirmaron que tiene una “baja autoestima y retraimiento social por posible hostigamiento en su historia”. Le diagnosticaron Trastorno esquizoide de la personalidad, es decir “cuando los rasgos de personalidad son tan rígidos que impiden su relación con el medio”, evidenciados en el aislamiento y el retraimiento. Es “su realidad psíquica”, explicaron, producida por “una vivencia de hostigamiento”, por lo cual “se verificó el daño psíquico”, confirmaron los peritos.
Además, la psicóloga y los psiquiatras informaron que Molaro “es poco comunicativo, tiene un discurso claro y coherente, pero escueto”, y “no se encontraron indicios de mendacidad”.
Los profesionales fueron consultados por las partes si las características detalladas y los hostigamientos referidos podrían ser debido al bullying, (“una forma de padecimiento de la violencia infanto juvenil”, definieron). Al respecto, respondieron que Molaro fue peritado respecto del hecho imputado, y no por bullying, el cual se da principalmente en el ámbito escolar, aunque se dan algunos de los rasgos del mismo.
“Cambió su forma de ser”
María de los Ángeles Dittler, madre de Molaro, dio testimonio acerca de los cambios que notó en su hijo con el correr de los años, debido a las agresiones de Céparo. “Adrián es un chico muy tranquilo, le gustaba jugar con sus hermanos, ir al campo y pasaba mucho tiempo con sus abuelos paternos. Cuando iba al jardín lo inscribí en el colegio de las hermanas. El comenzó muy bien, a lo largo del tiempo Adrián empezó a decir que un grupo de chicos se reían de él, se burlaban y hasta lo solían escupir. Pasó la Primaria y notó un cambio en él, había cambiado su forma de ser, un chico triste, decaído y hasta aislado”, recordó la mujer.
Luego se refirió a un episodio de un tiempo después: “Comenzó la Secundaria en el Colegio Nacional de Cerrito, en 3º año Adrián debía rendir unas materias y llegó muy contento a casa porque aprobó todo, y me dice ‘estoy recontento porque Alexis repitió’. Yo le dije ‘cómo vas a decir eso’, y me dice ‘mami, Alexis me tiene repodrido, todo este tiempo desde el jardín me rompió las pelotas todo el tiempo, me tiene cansado”.
Otro momento fue el viaje a Bariloche de 5º año, al que Molaro no quería ir, pero fue tras la insistencia de sus padres, pero fue para peor. “Cuando volvió lo fuimos a recibir, bajó del colectivo, le pregunté cómo le había ido en el viaje y me dijo: ‘Mami, si hubiera sabido que iba Alexis no hubiese ido’”.
También un amigo de Molaro declaró en el juicio y relató que iban al mismo curso que la víctima en la escuela: “Como nosotros éramos los más instruidos del curso recibíamos acoso verbal, como que éramos unos antisociales, unos boludos de mierda. Estábamos en el aula y venían de afuera sin previo aviso y te tiraban un golpe. Era entre los grupos, pero Alexis casi siempre era el más energético de todos”. Esto le trajo problemas al muchacho: “Hasta 9º año y el Polimodal tuve problemas, llegaba a casa y me quebraba, me largaba a llorar. Alexis era sobrador con los demás, a mí me afectaba”.
Además, el testigo recordó que Molaro comentaba la bronca que tenía para con Céparo, pero “nunca hablaron de Alexis, por ahí le preguntaba ‘¿qué te hace?’, pero no me contestaba”.
Pasión por las armas
Tanto la madre del imputado como el padre, Ricardo Molaro, relataron el gusto que desarrolló su hijo respecto de las armas de fuego. “Como todos en el campo, siempre se tuvieron armas para cazar o para correr los caranchos, los zorros que comen las gallinas, los pollos. El fin de semana la única salida era ir a cazar, los chicos tenían gomeras, otros armas. Se enseña, pero es una cosa normal, nunca hubo un accidente”, comentó el padre. Además, recordó que Adrián “de chico tenía un aire comprimido, después tenía las armas que había comprado. Las compraba legalmente, siempre le notifiqué que para comprarlas tenía que tener la edad, y que lo haga con todos los requisitos”.
La madre contó que luego de terminar la Secundaria Adrián trabajaba en la albañilería y quiso seguir estudiando. Se anotó en el Ejército de Santa Fe como mecánico armero, pero al tiempo le notificaron que no pudo entrar porque no había más cupo. Se desilusionó mucho y siguió trabajando con el hermano mayor”.
Denuncia por amenazas
Al finalizar la jornada de ayer, el abogado querellante Ladislao Uzin Olleros informó al Tribunal que el lunes radicaron la denuncia en la Fiscalía debido a amenazas que recibió la hermana de Alexis Céparo en 11 mensajes de texto, que estarían relacionadas al juicio por el crimen.
“Nadie quiso salir de testigo porque había amenazas”
La madre de Molaro, María de los Ángeles Dittler, dijo que hay muchas personas que padecieron similares hostigamientos por parte de Alexis Céparo, pero que se negaron a dar testimonios al respecto “por miedo”.
“Fui a ver a una familia de apellido Gieco que tiene un hijo discapacitado. La mamá me dijo que Alexis lo molestaba mucho, que lo hacía sufrir y que siempre se la pasaba llorando y no se sabía defender. Le pedí que saliera de testigo, pero el esposo me dijo que no porque tenía negocios y tenía miedo a los Céparo”, recordó.
“Luego fui a visitar a una hermana del colegio que le daba clases a Adrián, porque ella sabía algo sobre cómo era Alexis y como era Adrián, pero no se animó a salir a declarar porque tenía temor”, continuó la mujer de Cerrito.
La recorrida siguió sin éxito: “Fuimos a ver a un chico, que no voy a dar el nombre porque el papá me pidió reserva. Ese chico jugaba al fútbol en el polideportivo al cual iba Céparo también a jugar y se le burlaba de la vestimenta y los botines que tenía puestos, porque era pobre y no podía comprarse otros. Tampoco se animó a declarar por miedo”.
Finalmente, una maestra que tuvo de alumno al imputado también rechazó el pedido: “Fui a ver a una docente que le había dado clases a Adrián en 1º grado, me dijo que sabía pero me dice ‘mamita eso ocurrió cuando tenía 6 añitos’. Le dije ‘no importa, esto no empezó hoy’. Se quedó pensando y me dijo que no quería salir a declarar”.
“Fui a ver a otros chicos que habían tenido problemas con Céparo pero tampoco quisieron salir. Golpeé muchas puertas y nadie quería salir porque había una amenaza en la televisión y en la radio”, se lamentó la madre del acusado. (Fuente: Diario Uno)
Los peritos confirmaron que Molaro sufrió hostigamiento
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Dos psiquiatras y una psicóloga declararon en el juicio a Adrián Molaro por el asesinato de Alexis Céparo. Concluyeron que padece un “daño psíquico” por una “vivencia de hostigamiento”.
Dos psiquiatras y una psicóloga declararon en el juicio a Adrián Molaro.
La segunda jornada del juicio a Adrián Molaro por el asesinato de Alexis Céparo comenzó con la advertencia del tribunal para evitar incidentes y gritos, como sucedió el lunes. “Todos tenemos que comprometernos en este cometido, sobre todo los auxiliares de Justicia (abogados), a quienes les solicito que cuiden sus palabras y moderen sus dichos. Les advierto por única vez que si los incidentes se repiten vamos a tener que seguir el juicio sin público”, informó Marcela Badano.
El juicio se desarrolló con normalidad, aunque se mantuvo el clima de tensión con cada testimonial. Ayer declararon los padres y un amigo del detenido por el crimen, y los profesionales de la salud mental que realizaron la pericia a Molaro.
Los psiquiatras María Eugenia Londero y Sebastián Coll, y la psicóloga Zulmira Barbagelata, declararon acerca de las conclusiones a las que arribaron en el informe derivado de las entrevistas y test de personalidad practicados al imputado.
Los peritos confirmaron que Molaro presenta una hipoamnesia, es decir una disminución de la memoria causada por un evento traumático grave, respecto del momento en que disparó e hirió de muerte a Céparo. “Tiene trazos de memoria vacíos de recuerdo (…) esos lapsos de memoria que se perdieron, al momento de la pericia no eran recuperables”, explicaron.
Acerca de la personalidad de Molaro, afirmaron que tiene una “baja autoestima y retraimiento social por posible hostigamiento en su historia”. Le diagnosticaron Trastorno esquizoide de la personalidad, es decir “cuando los rasgos de personalidad son tan rígidos que impiden su relación con el medio”, evidenciados en el aislamiento y el retraimiento. Es “su realidad psíquica”, explicaron, producida por “una vivencia de hostigamiento”, por lo cual “se verificó el daño psíquico”, confirmaron los peritos.
Además, la psicóloga y los psiquiatras informaron que Molaro “es poco comunicativo, tiene un discurso claro y coherente, pero escueto”, y “no se encontraron indicios de mendacidad”.
Los profesionales fueron consultados por las partes si las características detalladas y los hostigamientos referidos podrían ser debido al bullying, (“una forma de padecimiento de la violencia infanto juvenil”, definieron). Al respecto, respondieron que Molaro fue peritado respecto del hecho imputado, y no por bullying, el cual se da principalmente en el ámbito escolar, aunque se dan algunos de los rasgos del mismo.
“Cambió su forma de ser”
María de los Ángeles Dittler, madre de Molaro, dio testimonio acerca de los cambios que notó en su hijo con el correr de los años, debido a las agresiones de Céparo. “Adrián es un chico muy tranquilo, le gustaba jugar con sus hermanos, ir al campo y pasaba mucho tiempo con sus abuelos paternos. Cuando iba al jardín lo inscribí en el colegio de las hermanas. El comenzó muy bien, a lo largo del tiempo Adrián empezó a decir que un grupo de chicos se reían de él, se burlaban y hasta lo solían escupir. Pasó la Primaria y notó un cambio en él, había cambiado su forma de ser, un chico triste, decaído y hasta aislado”, recordó la mujer.
Luego se refirió a un episodio de un tiempo después: “Comenzó la Secundaria en el Colegio Nacional de Cerrito, en 3º año Adrián debía rendir unas materias y llegó muy contento a casa porque aprobó todo, y me dice ‘estoy recontento porque Alexis repitió’. Yo le dije ‘cómo vas a decir eso’, y me dice ‘mami, Alexis me tiene repodrido, todo este tiempo desde el jardín me rompió las pelotas todo el tiempo, me tiene cansado”.
Otro momento fue el viaje a Bariloche de 5º año, al que Molaro no quería ir, pero fue tras la insistencia de sus padres, pero fue para peor. “Cuando volvió lo fuimos a recibir, bajó del colectivo, le pregunté cómo le había ido en el viaje y me dijo: ‘Mami, si hubiera sabido que iba Alexis no hubiese ido’”.
También un amigo de Molaro declaró en el juicio y relató que iban al mismo curso que la víctima en la escuela: “Como nosotros éramos los más instruidos del curso recibíamos acoso verbal, como que éramos unos antisociales, unos boludos de mierda. Estábamos en el aula y venían de afuera sin previo aviso y te tiraban un golpe. Era entre los grupos, pero Alexis casi siempre era el más energético de todos”. Esto le trajo problemas al muchacho: “Hasta 9º año y el Polimodal tuve problemas, llegaba a casa y me quebraba, me largaba a llorar. Alexis era sobrador con los demás, a mí me afectaba”.
Además, el testigo recordó que Molaro comentaba la bronca que tenía para con Céparo, pero “nunca hablaron de Alexis, por ahí le preguntaba ‘¿qué te hace?’, pero no me contestaba”.
Pasión por las armas
Tanto la madre del imputado como el padre, Ricardo Molaro, relataron el gusto que desarrolló su hijo respecto de las armas de fuego. “Como todos en el campo, siempre se tuvieron armas para cazar o para correr los caranchos, los zorros que comen las gallinas, los pollos. El fin de semana la única salida era ir a cazar, los chicos tenían gomeras, otros armas. Se enseña, pero es una cosa normal, nunca hubo un accidente”, comentó el padre. Además, recordó que Adrián “de chico tenía un aire comprimido, después tenía las armas que había comprado. Las compraba legalmente, siempre le notifiqué que para comprarlas tenía que tener la edad, y que lo haga con todos los requisitos”.
La madre contó que luego de terminar la Secundaria Adrián trabajaba en la albañilería y quiso seguir estudiando. Se anotó en el Ejército de Santa Fe como mecánico armero, pero al tiempo le notificaron que no pudo entrar porque no había más cupo. Se desilusionó mucho y siguió trabajando con el hermano mayor”.
Denuncia por amenazas
Al finalizar la jornada de ayer, el abogado querellante Ladislao Uzin Olleros informó al Tribunal que el lunes radicaron la denuncia en la Fiscalía debido a amenazas que recibió la hermana de Alexis Céparo en 11 mensajes de texto, que estarían relacionadas al juicio por el crimen.
“Nadie quiso salir de testigo porque había amenazas”
La madre de Molaro, María de los Ángeles Dittler, dijo que hay muchas personas que padecieron similares hostigamientos por parte de Alexis Céparo, pero que se negaron a dar testimonios al respecto “por miedo”.
“Fui a ver a una familia de apellido Gieco que tiene un hijo discapacitado. La mamá me dijo que Alexis lo molestaba mucho, que lo hacía sufrir y que siempre se la pasaba llorando y no se sabía defender. Le pedí que saliera de testigo, pero el esposo me dijo que no porque tenía negocios y tenía miedo a los Céparo”, recordó.
“Luego fui a visitar a una hermana del colegio que le daba clases a Adrián, porque ella sabía algo sobre cómo era Alexis y como era Adrián, pero no se animó a salir a declarar porque tenía temor”, continuó la mujer de Cerrito.
La recorrida siguió sin éxito: “Fuimos a ver a un chico, que no voy a dar el nombre porque el papá me pidió reserva. Ese chico jugaba al fútbol en el polideportivo al cual iba Céparo también a jugar y se le burlaba de la vestimenta y los botines que tenía puestos, porque era pobre y no podía comprarse otros. Tampoco se animó a declarar por miedo”.
Finalmente, una maestra que tuvo de alumno al imputado también rechazó el pedido: “Fui a ver a una docente que le había dado clases a Adrián en 1º grado, me dijo que sabía pero me dice ‘mamita eso ocurrió cuando tenía 6 añitos’. Le dije ‘no importa, esto no empezó hoy’. Se quedó pensando y me dijo que no quería salir a declarar”.
“Fui a ver a otros chicos que habían tenido problemas con Céparo pero tampoco quisieron salir. Golpeé muchas puertas y nadie quería salir porque había una amenaza en la televisión y en la radio”, se lamentó la madre del acusado. (Fuente: Diario Uno)