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Hace tiempo discutían si se podían destruir los 26 millones de billetes que tenía la Provincia. No se sabe a ciencia cierta cuántos de esos billetes fueron inutilizados, o si se trata de otros bonos.

No se sabe a ciencia cierta cuántos de esos billetes fueron inutilizados, o si se trata de otros bonos.
¡Vení Cabeza, juguemos a que somos millonarios! La mamá de uno de los gurises que trabaja en el Volcadero Municipal sonrió ante la ocurrencia de uno de sus hijos, mientras clasificaba residuos.
Un rato después comprobaría que millonarios no iban a ser los gurises, salvo que se hagan hinchas de River; pero sí se estaban dando un revolcón fenomenal en lo que alguna vez fue el medio de intercambio usado en la provincia para el pagode bienes, servicios, y de cualquier tipo de deudas. Casi como si se tratara de dinero.
Los gurises habían encontrado una montaña de restos de federales cortados en tiritas. Agarraban bollos de esas tiritas y jugaban a la “lluvia de plata”. Ocurrió la semana pasada y generó sorpresa entre la gente del lugar.
Las fotografías que acompañan esta nota son la evidencia de que finalmente se produjo la destrucción de la totalidad, o al menos de una parte importante, de la cuasimoneda que circuló en la provincia.
El tema salió a la luz en setiembre de 2011, cuando se publicó que mantener guardados los bonos en el Nuevo Bersa le demandaba al Estado un gasto de 720.000 pesos anuales. En ese momento el fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes, había emitido un dictamen donde avalaba la destrucción de los bonos federales que el Estado provincial conservaba, no solo en base a que ya se efectivizó el rescate en el marco delPrograma de Unificación Monetaria puesto en marcha por el gobierno nacional en 2003 y al cual la Provincia adhirió por la Ley N° 9.494, sino más aún si se consideraba el alto costo que demandaba su custodia.
En ese momento se reclamaba el dictado de una norma provincial –inexistente a la fecha– que determinara la forma de llevar a cabo esa destrucción, entendiendo que deberá contemplar “el procedimiento normal y habitual” definido por el Nuevo Bersa con el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
A esa altura, algunos organismos estatales discrepaban respecto de la posibilidad de la eliminación, debido a que se mantenían causas judiciales para intentar canjear Letras de Tesorería de un valor nominal de 3.935.675 pesos.
La Unidad Operativa de Control del Agente Financiero informó en ese momento que el Nuevo Bersa tenía atesorado un monto de letras por 254.829.713 pesos, que están en custodia del (BCRA) y un monto por 1.294.938 pesos en los tesoros de las sucursales Centro y Buenos Aires. Además el Nuevo Bersa tiene bonos por un valor nominal de 85.968.000 pesos que no fueron puestos en circulación y otros por 37,8 millones de pesos de la reserva técnica requerida por la ley de emisión de las letras.
En ese momento la discusión –que parece haberse sorteado– era si resultaba necesario registrar cada billete antes de destruirlos. Y además se discutía si esos registros serían o no suficiente prueba por parte del Estado ante la eventual presentación de reclamos de bonos por montos superiores al excedente (de 3,9 millones aproximadamente) en poder del público.
Lo complicado del registro se daba en que si se decidiera relevar solo tres datos: la serie, el número y el valor de cada bono, teniendo en cuenta que se trata de 26 millones de billetes, el tiempo requerido es exorbitante. Por ejemplo, a 10 segundos por billete, se necesitarían 72.222 horas y algunos minutos más de trabajo. Así, con cinco agentes trabajando 6.000 horas al año, el trabajo podría culminarse en 12 años. (Fuente: Carlos Matteoda – Diario uno)
Apareció en el Volcadero una montaña de restos de federales
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Hace tiempo discutían si se podían destruir los 26 millones de billetes que tenía la Provincia. No se sabe a ciencia cierta cuántos de esos billetes fueron inutilizados, o si se trata de otros bonos.
No se sabe a ciencia cierta cuántos de esos billetes fueron inutilizados, o si se trata de otros bonos.
¡Vení Cabeza, juguemos a que somos millonarios! La mamá de uno de los gurises que trabaja en el Volcadero Municipal sonrió ante la ocurrencia de uno de sus hijos, mientras clasificaba residuos.
Un rato después comprobaría que millonarios no iban a ser los gurises, salvo que se hagan hinchas de River; pero sí se estaban dando un revolcón fenomenal en lo que alguna vez fue el medio de intercambio usado en la provincia para el pagode bienes, servicios, y de cualquier tipo de deudas. Casi como si se tratara de dinero.
Los gurises habían encontrado una montaña de restos de federales cortados en tiritas. Agarraban bollos de esas tiritas y jugaban a la “lluvia de plata”. Ocurrió la semana pasada y generó sorpresa entre la gente del lugar.
Las fotografías que acompañan esta nota son la evidencia de que finalmente se produjo la destrucción de la totalidad, o al menos de una parte importante, de la cuasimoneda que circuló en la provincia.
El tema salió a la luz en setiembre de 2011, cuando se publicó que mantener guardados los bonos en el Nuevo Bersa le demandaba al Estado un gasto de 720.000 pesos anuales. En ese momento el fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes, había emitido un dictamen donde avalaba la destrucción de los bonos federales que el Estado provincial conservaba, no solo en base a que ya se efectivizó el rescate en el marco delPrograma de Unificación Monetaria puesto en marcha por el gobierno nacional en 2003 y al cual la Provincia adhirió por la Ley N° 9.494, sino más aún si se consideraba el alto costo que demandaba su custodia.
En ese momento se reclamaba el dictado de una norma provincial –inexistente a la fecha– que determinara la forma de llevar a cabo esa destrucción, entendiendo que deberá contemplar “el procedimiento normal y habitual” definido por el Nuevo Bersa con el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
A esa altura, algunos organismos estatales discrepaban respecto de la posibilidad de la eliminación, debido a que se mantenían causas judiciales para intentar canjear Letras de Tesorería de un valor nominal de 3.935.675 pesos.
La Unidad Operativa de Control del Agente Financiero informó en ese momento que el Nuevo Bersa tenía atesorado un monto de letras por 254.829.713 pesos, que están en custodia del (BCRA) y un monto por 1.294.938 pesos en los tesoros de las sucursales Centro y Buenos Aires. Además el Nuevo Bersa tiene bonos por un valor nominal de 85.968.000 pesos que no fueron puestos en circulación y otros por 37,8 millones de pesos de la reserva técnica requerida por la ley de emisión de las letras.
En ese momento la discusión –que parece haberse sorteado– era si resultaba necesario registrar cada billete antes de destruirlos. Y además se discutía si esos registros serían o no suficiente prueba por parte del Estado ante la eventual presentación de reclamos de bonos por montos superiores al excedente (de 3,9 millones aproximadamente) en poder del público.
Lo complicado del registro se daba en que si se decidiera relevar solo tres datos: la serie, el número y el valor de cada bono, teniendo en cuenta que se trata de 26 millones de billetes, el tiempo requerido es exorbitante. Por ejemplo, a 10 segundos por billete, se necesitarían 72.222 horas y algunos minutos más de trabajo. Así, con cinco agentes trabajando 6.000 horas al año, el trabajo podría culminarse en 12 años. (Fuente: Carlos Matteoda – Diario uno)