“Antes se podía mentir sobre la gestión, ahora no porque las cosas se ven”

Leido 80 veces

Con la certeza de que su gobierno está dando muestras de un efecto acumulativo del trabajo de tres años, la presidenta municipal de Paraná espera un 2015 de muchas concreciones. No se detiene a hablar de su futuro político, pero desliza que ojalá pronto la provincia tenga una gobernadora.

Osuna: “Acá hay que demostrar que se puede gobernar”.

Osuna: “Acá hay que demostrar que se puede gobernar”.

La intendenta de Paraná asegura que transcurridos ya tres años de gestión no hay posibilidades de sorpresas respecto de lo que quiere realizar en la ciudad y que seguirá buscando con coherencia los mismos objetivos planteados al inicio del mandato. Sostuvo que le preocupa poco su imagen como dirigente en sí misma, y que pretende que los paranaenses sepan que llegó al gobierno para modificar prioridades, que algunas cosas ya no volverán a ser como antes en la capital provincial. Preocupada por la ausencia de mujeres en todos los niveles de decisión, quiere que pronto haya una gobernadora en la provincia, pero como parte de un proceso donde también haya presidentas en los clubes deportivos.

—Muchos de sus colaboradores dicen que usted vive para la gestión en el sentido del tiempo que le dedica. ¿Tiene otra vida?
—Decir que no tengo otra vida sería injusto porque desvalorizaría mis afectos más profundos familiares, de los amigos. Claro que tengo otra vida, pero cuando uno tiene otra vida tiene una demanda de tiempo. El tiempo tiene un valor y genera prioridades… La verdad es que yo en ese sentido, absolutamente, vivo para la Municipalidad (se ríe), pero lo hago convencida y también creo que son tiempos en la vida de uno. También uno tiene una impronta de dedicación al trabajo, es una cuestión de personalidad, … no necesariamente tenés que ser así y gobernar. No es una condición, pero lo disfruto muchísimo, más allá de que a veces me he perdido cosas maravillosas…

—¿Tiene que ver con la idea sobre el sentido de la actividad política?
—Quizás el sentido de la política sea el saber, en el pensamiento y en el corazón de uno, que es una opción de vida… lo entiendo así. El tiempo es un factor casi esencial, que es portador de otras cosas; pero también la política exige que no únicamente hay que esperar que las cosas sucedan, sino generar que las cosas se provoquen: una obra, un suceso, la instalación de una nueva política. Y eso implica ir contra una inercia, ya que el propio funcionamiento del Estado como tal, no digo del gobierno sino del Estado, tiene parámetros relacionados con la dinámica de la burocracia, es decir de las condiciones y las reglas de juego que tienen los estados para funcionar, y eso también genera tiempos y prioridades. Cuando uno quiere plantear cosas diferentes, primero que toca siempre intereses, y eso son las elecciones de prioridades; pero también genera una altísima exigencia para revertir eso, porque eso es modificar cultura y modificar cultura es exigente.

—A propósito de esto que usted dice, de la dedicación y de las prioridades, ¿qué imagen cree que tienen los paranaenses de Blanca Osuna? ¿Le conforma esa percepción?
—Es un interrogante existencial que vale para todas las personas, todos sentimos en algún momento que queremos que se nos considere de determinada manera; pero en el caso personal, la verdad es que me detuve menos en eso, en términos de la política, y me dediqué mucho más a que efectiva y realmente uno pueda mostrar que gobernando una ciudad como esta se logra instalar prioridades que reviertan inercias que la ciudad tenía. Por ejemplo, hoy arrancamos la mañana con deportistas que llegaron a diferentes logros en fútbol, mamis hockey, rugby y básquet femenino (…) lo que muestra una Municipalidad y una responsable del gobierno municipal imbuida de un ida y vuelta permanente con las instituciones y la gente que las moviliza en Paraná. Creo que no hay organización o institución con la que nosotros no tengamos relación, incluidas las escuelas, los jardines maternales, las empresas, los clubes, la hotelería y gastronomía. Hoy hemos llegado a una maduración con este último sector y presentamos nuestro ente de Turismo como parte de la coronación de un trabajo intenso que hicimos en tres años. A algunos les interesa plantear que la Municipalidad está aislada. A nosotros nos interesa plantear este trabajo conjunto, y de alguna manera eso es gobernar, y está claro que exige muchísima dedicación.

—¿Es decir que le interesa más la imagen del equipo de gestión?
—Sí. En el fondo no me interesa cómo me vean en términos personales, sino que me interesa que vean que acá hay un equipo capaz de demostrar que se puede gobernar muy bien este ciudad, y ponerla más arriba de como la encontramos, en todos los sentidos. Acá hay que demostrar que se puede gobernar bien y que en las inversiones que una ciudad como esta requiere hay una consideración especial de la Nación y de la Provincia para Paraná, para revertir cuestiones que se arrastraron durante años.

—¿En qué la diferencia, a la hora de gobernar, su vocación de educadora?
—Me ayudó ser educadora, sin dudas… Estuve atrás de la creación de varias escuelas de la ciudad y eso deja una marca. El compromiso con la educación siempre está. Me ayudó, como también mi condición de mujer.

—Usted exhibe una imagen que parece más cercana a la idea de que no le pesó ser mujer, al menos para desempeñarse en cargos de relevancia.
—Noooo… pesa ser mujer, porque culturalmente no están dadas las condiciones para facilitarles cosas a una mujer. Eso no significa que no haya dado esa batalla con toda mi pasión; la tuve que dar… ¡por favor!… tengo muy presentes momentos tremendos, por ejemplo en el Partido Justicialista cuando fui vicepresidenta primera y lo tenía a Augusto Alasino de presidente del partido. Tengo muy presentes las frustraciones que implica, pero no en términos individuales de que yo quería estar y no podía; sino en términos de cultura que ha ido madurando. La presencia de mujeres en la política ha logrado, desde lugares muy modestos, que se cree una conciencia de género. Eso no significa que todas lleguen a lugares de mayor o menor responsabilidad, pero hay una conciencia de género. Pasa con las madres del dolor, o con casos de mujeres más jugadas. Me parece muy interesante, creo que hay un entendimiento implícito, por la mirada, por la acción, por la cosa, no sé…

—Para esta mirada la política no es una carrera, necesariamente.
—Nunca pensé la política como una carrera, sino no tendría que estar acá; porque la lógica no es ser intendente después de senador nacional. Hay una idea de ascenso, y revertir eso, la verdad, no es simple. No es ni bueno ni malo, son opciones.

—¿Desde el inicio de su gestión se planteó la idea de recuperar la autoridad del municipio? En lo personal, ¿hay algún actor político gremial con el que nunca se sentaría a hablar por diferencias metodológicas?
—Lo obvio de la recuperación de la autoridad es porque había una declinación explícita de las responsabilidades del poder político, que es en las reglas de juego de la democracia quien debe adoptar las decisiones. Había una fragilidad que había que revertir por el bien de códigos que uno tiene que cumplir y que hace solidariamente al concepto de democracia, que es también definir claramente quien gobierna.
Cuando llegamos a la Municipalidad no había diálogo con la representación de los trabajadores. Un cogobierno con algunos sectores no es un diálogo. En el abanico de representación había una variedad que no estaba siendo convocada. La conformación de una mesa paritaria fue un paso importante. Todavía queda muchísimo por hacer en ese sentido… no significa que estemos todos de acuerdo o que nos aplaudan todas las decisiones, pero tenemos un ámbito de debate donde se han tomado decisiones.

—¿Había una postura extorsiva de parte de sectores sindicales? Hoy eso parece una cuestión resuelta para su administración y tal vez nadie imagina que usted se sentaría a dialogar con Hugo Vásquez, por ejemplo.
—Tengo la cabeza abierta y la actitud para dialogar, en lo político o sindical, con personas que ostentan representación. Hoy Vásquez no la tiene. Si la tuviera, no pondría en juego mi simpatía por una persona; acá se recibe y se dialoga con todo el mundo. La calidad de la representación es la que validad la posibilidad de tener acuerdos, como también sucede en la política.

—La impresión que uno tiene al transitar por algunos sectores de la ciudad en la calle es que hay más obra pública. A su vez, el proyecto de Presupuesto para 2015 tiene un volumen importante de inversiones. ¿Cómo se llega a esta situación? ¿Por qué las obras son más ahora que antes?
—Es una conjunción de cosas. La gestión de la administración pública exige primero tener claras las prioridades, luego tener recursos y equipos para gestionar. Cuando decíamos en el primer año de gobierno que íbamos primero a ordenar y transparentar, junto con recuperación de la autoridad, planteábamos un objetivo que exige de una energía enorme. Hay que tener presente que las consecuencias de esa distorsión inicial son muy potentes, a punto tal que impactan en el flujo de recursos y en la ejecución de proyectos. La verdad es que no había equipos de elaboración de proyectos. Armar un proyecto y tener equipo para gestionarlos es un trabajo terriblemente denso. Nosotros lo desarrollamos y, a la par, redefinimos los formatos de captación de los recursos, reorientándolo de tal manera que los que más tienen, más aporten. Eso no se hace de un día para otro. Es parte de la aplicación de normas tributarias que incorporamos en el inicio, pero la captación de esos recursos tiene que ver con su aplicación. Hoy tenemos casi el 53% de recursos propios en el presupuesto. Cuando arrancamos era del 46%. Cada punto es mucho dinero y se consigue con eficiencia de gestión.

 

 

 

—¿Es decir que lo que se ve ahora es producto de un proceso?
—Sí. Cuando planteábamos lo del borde costero, aparecía como algo que otros gobiernos ya habían planteado. Para nosotros fue algo que tuvo efecto, y hubo inversiones. Lo mismo con las políticas de género; al primer paso lo dimos irrumpiendo con el cierre de prostíbulos, pero después hubo políticas de manera ininterrumpida.
Si damos vuelta la reflexión, apuntamos mejor la perspectiva. Lo que hoy podemos mostrar es un efecto acumulativo de acciones que desarrollamos durante tres años. Lo que sucede es que antes se podía mentir, diciendo que no pasaba nada (en la gestión), y ahora no porque las cosas se ven, cada vez más, pero no es cierto que no vieran antes. Un ejemplo muy claro es el del Presupuesto Participativo. Cuando llegamos había 10 años de presupuesto participativo y muchos actores que solamente habían guitarreado con ese tema, pero no habían puesto un centavo. El primer paso fue destinar 500.000 y hoy hay más de 30 obras en diferentes barrios por este mecanismo. Lo mismo pasa con las política de género, con los servicios y en varios aspectos. En pocos días vamos a mostrar lo que tenemos de equipamiento, pero cuando arrancamos lo hicimos preguntándonos como hacíamos con los camiones atados con alambre, cómo controlábamos y sancionábamos a los que no cuidan los elementos de trabajo, o cómo rompíamos el negocio de dos o tres vivos que estaban a cargo del arreglo de los camiones. Y lo hicimos.

 

 

—¿Lo del Presupuesto Participativo era todo verso?
—¡Cuánto verso había! En residuos sólidos urbanos, lo mismo. Ahora cuando me dicen que la cooperativa que va a administrar la planta está capacitándose y el nombre que le pusieron a la cooperativa es Nueva Vida, … ¡Nueva Vida!, a mí se me alegra el corazón.

 

 

 

—Algunos dirigentes oficialistas sostenían al inicio de la gestión que Blanca Osuna había llegado a la intendencia casi sin quererlo, o que la intendencia era casi una sucursal del gobierno provincial; pero ahora consideran “natural” que aspire a un segundo mandato.
—Si se trata de una valoración positiva de lo que hicimos, o una expresión de deseo de continuidad de políticas que deben mantenerse, más allá de mi persona en particular, no me parece mal. Yo trabajo para eso, para que haya cosas en las que no se vuelva atrás. Esa sería la lógica y es lo que pone en cuestión permanentemente nuestra presidenta Cristina Fernández, nuestra conductora en todo eso. Después cada gobierno le da su matiz. Igual, sinceramente, no me interesa mucho eso puesto en cabeza de otro; pero responde a la idea del efecto acumulativo. Hoy, cuando nos reunimos con los empresarios del Parque Industrial y con autoridades de la Unión Industrial, su presidente (Antonio Caramagna) hizo una referencia a la gestión, porque tres años en un gobierno es poco, pero ya ahí mostrás las fichas con las que jugás. Esto que llamo efecto acumulativo; después no podés revertir grandes cosas; lo que hacés y es lo que estamos haciendo nosotros, es actuar de manera coherente con lo que iniciaste y de acuerdo con nuestras prioridades. Un caso es, por ejemplo, cuando Caramagna hace un recuento de cómo arrancamos en el Parque Industrial, el más antiguo de la provincia, y que con casi 40 años no tenía registro provincial ni nacional. Cuando arrancamos no existía, no tenía registro, uno puede preguntarse qué pasó en esos 40 años. Y hoy estar con obras en conjunto, es otra realidad. Después vamos por a ir por más, por cerrarlo, por la continuidad de la circunvalación, por muchas más cosas que hacen falta.Lo mismo pasa en Turismo o pasa en Cultura.

 

 

 

—¿Con qué casos?
—Nosotros dejamos en marcha la Feria del Libro. Uno desea que sea un evento que sintetice una serie de manifestaciones de producción literaria, y cultural en general, masiva e importante. O cuando hablábamos de la Paraná turística y algunos muchos se morían de la risa; y estaba eso propio del espíritu paranaense de decir “qué vamos a ser turísticos nosotros”. Si en setiembre hubo 27 eventos. Si nuestro gobernador apuesta a que tengamos el centro de convenciones. Si los fines de semana los hoteleros y gastronómicos dicen “No damos abasto” y se disponen a hacer las inversiones necesarias para la cumbre de presidentes del Mercosur, y ven un poco más lejos que eso. Y si nosotros decimos que en el parque recreativo, deportivo y acuático Toma Vieja tiene que haber inversiones privadas que lo pongan en valor y concilien la naturaleza con la infraestructura y los servicios de modo que referencien a Paraná, las cosas han cambiado. El primer día no lo podíamos hacer y el segundo tampoco, pero hoy se corona el esfuerzo de un trabajo de mucho tiempo.

 

 

—¿Falta mucho para que Entre Ríos tenga una gobernadora?
—Ojalá que no falte tanto… ojalá que no. No por el hecho de Entre Ríos y una gobernadora solamente. Observo, por ejemplo en el caso de Catamarca, con Lucía Corpacci de quien soy amiga y sigo de cerca su desempeño, que son procesos raros. Lo sigo de cerca como con el caso de los clubes, y tiene algo de patético. Pasa en las escuelas, pasa en las universidades, más allá de que ahora hay algunas decanas. Ojalá las universidades que están en Entre Ríos tengan una rectora alguna vez. Si las mujeres tienen las mismas chances que los varones, somos mejores todos. Lo veo con frecuencia en los clubes de Paraná, donde trabajan cientos de mujeres, pero cuando convocamos a los presidentes solamente vienen varones. No quiero sintetizarlo solo en la Gobernación porque es demérito y perdemos la perspectiva…

 

 

—Es verdad, pero la pregunta es si desde acá se ve más cerca la Casa de Gobierno.
—No me haga esa pregunta … Ese es el karma de muchos de los que han pasado por acá y es un concepto que de alguna manera ha dañado las gestiones municipales. Son aspiraciones legítimas las de quien pretende llegar a la Gobernación luego de ser intendente de Paraná, pero la situación ha revertido y distorsionado prioridades. El tema debe analizarse también en otros planos para no ser injustos… que no haya en la ciudad un club presidido por una mujer es todo un dato…

 

 

 

 

Carlos Molina, esposo y militante
Carlos Molina es el esposo de Blanca Osuna. Se casaron jóvenes y compartieron muchas experiencias, como muchos otros matrimonios, y también en la política. Si bien no ocupa un cargo en la estructura de funcionarios, tiene injerencia en la gestión del gobierno.
“Hemos crecido juntos en la militancia y en la vida. Es mi compañero total y también es un trabajador de distintas acciones que se desarrollan en el municipio. Es un soporte de los distintos equipos y un militante de la tarea de la gestión”, señaló la intendenta. “Hemos pasado momentos duros, es también un gran amigo”
Además indicó: “Tiene mucho que ver con las posibilidades que como mujer yo tengo, no porque le deba algo a él, sino que en la condición de desarrollo de la vida pública de una mujer -en lo profesional, laboral, político- cuando se tiene un compañero, el rol de ese compañero es fundamental”.
Tras el reconocimiento, apuntó a la situación actual de las mujeres: “Cuando es al revés, en el caso de los varones destacados en la política, mayormente las mujeres no aparecen, o tienen un rol secundario. No hago un juicio de valor de esto, sino que mirándolo en perspectiva es así. En los clubes de la ciudad, por ejemplo, hay muchísimas mujeres, pero ninguna es presidente de un club”, observó.

 

 

 

 

“No hay negocios. La transparencia es nuestra fortaleza”
—¿Le ofrecieron participar de muchos negocios ilícitos, curros, irregularidades para beneficio personal desde que está en ese sillón?
—(Piensa algunos segundos) Creo que una vez, en el inicio de la gestión, una persona se expresó naturalizando la situación; o al menos a mí me pareció que estaba dando a entender que podíamos acordar algo que no correspondía. Le puedo asegurar que se arrepintió y no vino nunca más acá. Para mí, ese es uno de mis grandes orgullos y lo saben mis compañeros. Para mí es parte central de nuestra fortaleza. Acá no hay negocio posible. Todo lo que hicimos fue transparente. El gobierno provincial nos ha acompañado y el nacional también con inversiones importantes y todo ha sido absolutamente transparente.

 

 

—¿Qué situación de gobierno le resulta más fuerte desde los sentimientos?
—Quizá lo más fuerte sea, en el encuentro con los vecinos de Paraná, cuando manifiestan orgullo por ver concretada una demanda, un sueño de ellos, una historia de mucho tiempo sin respuesta. Eso tiene un valor impresionante que le da sentido a tanto esfuerzo. Lo veía con los chicos de Ciclón del Sur cuando nos comprometimos por el nuevo predio, que ya fue gestionado, por ejemplo.

 

 

—¿Cuál es su mirada del crecimiento del narcotráfico y las adicciones en Paraná?
—Esa es la batalla que hay que profundizar definitivamente y la tiene que lidera el Estado, local provincial y nacional. Un muy buen ejemplo de ellos son las iniciativas de los vecinos. Nuestra tarea es apuntalar fuertemente ese valor. El día del allanamiento de la Policía Federal en el barrio Maccarone teníamos previsto firmar el contrato con la empresa para la apertura de calles, instalación de cloacas y ampliación de servicios en respuesta a una demanda de los vecinos, que planteaban seguridad y mejor calidad de vida. Cuando se habla de seguridad, el tema de la droga aparece siempre… es una vergüenza lo que implica que haya un quiosco de venta de drogas frente a la escuela. (Fuente. Diario Uno – Carlos Matteoda)