Leido 57 veces
La joven vialense, presidenta de la Asociación Alguien Como Yo FQ siente que está ante su segunda oportunidad en la vida. Regresará a la capital entrerriana el próximo 6 de septiembre, a tres meses de haber recibido un trasplante bipulmonar.

A tres meses de haber recibido un trasplante bipulmonar.
Su estado de ánimo lo denuncia en la red social Facebook. Allí escribió: “Tengo ganas de comerme el mundo, tengo antojo de todo”. Fátima Heinze siente que está ante su segunda oportunidad en la vida. Ese soplo que llegó hace tres meses luego de un exitoso trasplante. En las fotos que comparte con sus seguidores se la ve sonriente. Y así se mostró en todos los momentos. Desde la lucha por años ante la enfermedad, la internación esperando un donante y ahora, cuya sonrisa delata felicidad. La rehabilitación transita por sus últimos días en Buenos Aires antes del regreso a su querida Entre Ríos. Será el 6 de septiembre y el 7 estará con globos en la costanera de Paraná para festejar el Día Mundial de la Fibrosis Quística. Junto a la Asociación que fundó: Alguien Como Yo FQ. Fátima está feliz. No es para menos, celebra la vida.
–Me imagino que contenta por el regreso a Entre Ríos.
–Ansiosa. Sé que voy a extrañar un poco Buenos Aires y los amigos que coseché, asistir a la Fundación y ver esas caras que son familia, mis compañeros trasplantados. El lunes me confirmaron que el 6 de septiembre puedo regresar a casa. Me imagino sintiendo el aire entrerriano, llegando a Paraná, mi barrio, mi departamento. Hoy (por ayer) hizo 4 meses que me vine con la esperanza de volver con una vida nueva… y lo logramos. Estos meses fueron complicados. Cuando tenía el alta de Fundación Favaloro no me quería ir porque tenía miedo de salir a la calle, ellos me dieron la confianza y prepararon para la salida, me cuidaron desde el primer día que ingresé. Les debo la vida, estoy orgullosa de ese equipo y si tuviera que pasar por todo lo que pasé de lucha un año y medio, con la obra social por conseguir la cobertura en Favaloro lo volvería a hacer porque vale la pena.
–Y cómo fueron los pasos dados, desde la preocupación, la ilusión y este presente.
–Venía complicada desde diciembre tratando de remontar mi salud. Hace un año sabía que debía ingresar en lista de espera para trasplante pero mi obra social no admitía a Fundación Favaloro por no tener convenio y quería enviarme a otra institución. No quería, porque ya tenía mi equipo médico de plena confianza de trasplante. Tuve que recurrir a un amparo judicial que llevó pelea durante todo el 2013, hasta que en noviembre el juez resolvió a favor mío. En enero viajé a Buenos Aires y me realicé los estudios pre trasplante. Me explicaron como iba a ser todo el procedimiento, especialmente mi cirujano, el doctor Alejandro Bertolotti. Eso me ayudó a estar más tranquila. Luego, el 9 de abril, ingresé en lista electiva (podía esperar en mi residencia) a las 00:01 de la noche y viajar en 5 horas cuando me llamen de haber operativo. Ya me encontraba con internación domiciliaria de 21 días. Luego completado el tratamiento tuve una semana libre y volví a internarme otros 28 días en casa ya que no había funcionado la internación anterior y ya en ese momento no podía desprenderme del oxígeno ni para bañarme. Entonces comprendí que la situación había cambiado radicalmente. Junto con mi doctor Fernando Meneguetti decidimos, ya que tenía control en Favaloro, que me evalúen. Debía viajar el 22 de mayo a la consulta por trasplante, el 17 de mayo que fue la maratón de la Asociación, pensé que no asistiría porque no me encontraba bien. Pero cargué mi mochila y junto a mi enfermera Valeria Montero nos fuimos a vivir una hermosa tarde que hizo despejar mi cabeza, llenarme de energía y esperanza junto a tanta gente hermosa. Viajé el 22 a Favaloro y decidieron que debía internarme pero no había cama. Retorné a Paraná y el día 26 de mayo volví a Buenos Aires, donde quedé internada en terapia intermedia aislada. El día 29 llegó el doctor Osses junto al equipo a anunciarme que me pondrían en emergencia nacional porque la enfermedad había avanzado y era la última carta que me quedaba. Con lágrimas en los ojos miré a mi vieja y le dije “si doctor, hágalo”. Y bueno, llamé a mi papá y mi hermano para contarles que ya no podríamos volver a casa hasta que pasara la tormenta. Los profesionales de Favaloro me contuvieron en todo momento ante esta situación tan difícil. Luego me pasaron a terapia del sexto piso donde tenía una enfermera en la puerta las 24 horas para mí. La situación se fue complicando, ya no podía respirar por mis propios medios. Me había colocado bipap en terapia intermedia, luego me pasaron a terapia en el 6º piso. El martes 4 de junio hubo movimiento, había operativo pero fallido. Los pulmones no fueron viables porque tenían líquido. No pudo ser. Cuando llegó la doctora a la puerta y llamó a mi papá lo miré y le hice seña con los dedos “no son”. Me di vuelta de la cama y dormí. Para la tarde ya no podía respirar y decidieron conectarme al ecmo, pulmón artificial que me mantendría en espera del órgano, usando un catéter especial recién ingresado al país. Fui la primera, lo “estrené”, permanecí entre dormida entubada. Mi familia (padres Edgardo y Miriam) junto a mí, pedí que mi hermano Silvio viniera desde Viale junto a Gustavo y Gabriel Heinze que lo trajeron desde Paraná. Mi hermano todo el tiempo al lado tomándome de la mano y contándome día a día lo que me hacían ellos. Notaban que yo los escuchaba porque mi corazón latía con más fuerza cuando me hablaban. Yo estaba ahí a la espera tranquila de mi soplo… también mi papá y mamá del corazón. Entraban a verme Marcelo y Laura Agliozo, quienes hace ya casi un año perdieron a su hija Natalia en la espera del soplo que no llegó, amigos de Entre Ríos y de Buenos Aires aguardaban en el hall de Favaloro rezando. Me hicieron una traqueotomía para la espera hasta que el 7 de junio comenzó un operativo confirmado para mí. Los pulmones estaban en camino ingresando a Fundación, había empezado el movimiento, no querían decirme nada hasta no estar ahí. Pero ya habían comenzando a prepararme, entonces antes de que mi hermano y mi mamá salieran de la habitación les dije llorando “llegaron!”. Papá venía en camino desde Viale, ingresé a quirófano a las 3 de la mañana y salí a las 11. La operación había sido un éxito, pero había que esperar las 72 horas críticas. En ellas tuve un sangrado importante que hizo que debiera ingresar a quirófano 3 veces más. Me estabilizaron y a recuperación. El martes 10 desperté y a mi lado estaba mi hermano, mi papá y mi mamá diciéndome “ya está, estás trasplantada”. Yo medio en la nebulosa por la anestesia me miraba el pecho y no podía creerlo, estaba viva. El doctor Alejandro Bertolotti, con las manos de Dios y en quien tanto confiaba, me había devuelto junto a mi ángel donante la vida. Una vida mejor después de 28 años de lucha. De a poco fui despertando, pidiendo agua, mi hermano, mi aguatero con una gasita me mojaba los labios. Tenía hambre, quería comer. Comencé de a poco, todos los días, a vivir, a darme cuenta que ya no tenía pulmones enfermos, sino unos llenos de vitalidad y oxígeno. Estoy totalmente agradecida a la vida, a Dios, a mi donante y Fundación Favaloro. Tenemos médicos extraordinarios y los pacientes tenemos derecho a elegir donde trasplantarnos. Hoy a días de volver a casa no puedo explicar la felicidad que siento. Caminar sin agitarme, hacer actividad física, dormir sin oxígeno. Después de 4 años volver a soñar y a proyectar.
-¿Cómo viene la rehabilitación?
-El comienzo fue estando internada, me encontraba muy débil, sin fuerzas por tantos días en cama y después de tremenda cirugías. Cuando lograron drenar bien el pulmón me sacaron los drenajes, apareció Coco el “temido” kinesiólogo, que me sacó de la cama y me subió a la bicicleta fija y nos echamos a andar. Después fui adquiriendo fuerza y músculos ya que en todo el proceso había bajado de peso a 30 kilos. El primer año es de controles, no estrictos pero hay que tener recaudos los primeros 6 meses, no puedo comer nada crudo ni frutas ni verduras. Debe ser todo bien cocido. Seguir con entrenamiento, rehabilitación. Quiero correr la maratón del año que viene de Alguien Como Yo FQ donde vendrán amigos trasplantados. El doctor Bertolotti correrá conmigo junto con mi kinesiólogo y demás amigos de Fundación. Tengo que usar barbijo cuando haya multitud, así también alejarme de personas que estén resfriadas o con gripe y lejos los primeros meses de plantas y animales. Es por eso que por ahora no puedo volver a mi casa del campo en Viale.
–Ese soplo de vida que recibiste, ¿crees que sirvió para concientizar más para la donación de órganos?
–Abrió los ojos a la comunidad, no sólo de Entre Ríos. Nuestra provincia lidera el puesto de provincias en donación de órganos y tejidos. Es el resultado del trabajo en conjunto que hacemos junto a los profesionales de Cucaier.
-¿A quién agradecerías por este momento?
-En primer lugar a mi donante que tomó la decisión más altruista y llena de amor. A su familia, acompañarlos en este momento tan difícil que es la pérdida de un ser querido. A la Fundación Favaloro que me trató tan bien, a la familia de Marcelo Agliozo juntos desde el primer momento en todo este proceso. A mi familia y amigos, a toda la gente de Entre Ríos y de cada parte del país y del mundo y no exagero porque somos una gran familia FQ que nos apoyamos y acompañamos desde hace tiempo. A “Alguien como yo” que siguió trabajando. A Gustavo y Gabriel Heinze por su apoyo incondicional. A mis padrinos y a cada uno de todos aquellos que sin conocerme en persona pidió y rezó por mí. (Fuente: El Diario)
Fátima Heinze regresará a Entre Ríos el 6 de septiembre
Leido 57 veces
La joven vialense, presidenta de la Asociación Alguien Como Yo FQ siente que está ante su segunda oportunidad en la vida. Regresará a la capital entrerriana el próximo 6 de septiembre, a tres meses de haber recibido un trasplante bipulmonar.
A tres meses de haber recibido un trasplante bipulmonar.
Su estado de ánimo lo denuncia en la red social Facebook. Allí escribió: “Tengo ganas de comerme el mundo, tengo antojo de todo”. Fátima Heinze siente que está ante su segunda oportunidad en la vida. Ese soplo que llegó hace tres meses luego de un exitoso trasplante. En las fotos que comparte con sus seguidores se la ve sonriente. Y así se mostró en todos los momentos. Desde la lucha por años ante la enfermedad, la internación esperando un donante y ahora, cuya sonrisa delata felicidad. La rehabilitación transita por sus últimos días en Buenos Aires antes del regreso a su querida Entre Ríos. Será el 6 de septiembre y el 7 estará con globos en la costanera de Paraná para festejar el Día Mundial de la Fibrosis Quística. Junto a la Asociación que fundó: Alguien Como Yo FQ. Fátima está feliz. No es para menos, celebra la vida.
–Me imagino que contenta por el regreso a Entre Ríos.
–Ansiosa. Sé que voy a extrañar un poco Buenos Aires y los amigos que coseché, asistir a la Fundación y ver esas caras que son familia, mis compañeros trasplantados. El lunes me confirmaron que el 6 de septiembre puedo regresar a casa. Me imagino sintiendo el aire entrerriano, llegando a Paraná, mi barrio, mi departamento. Hoy (por ayer) hizo 4 meses que me vine con la esperanza de volver con una vida nueva… y lo logramos. Estos meses fueron complicados. Cuando tenía el alta de Fundación Favaloro no me quería ir porque tenía miedo de salir a la calle, ellos me dieron la confianza y prepararon para la salida, me cuidaron desde el primer día que ingresé. Les debo la vida, estoy orgullosa de ese equipo y si tuviera que pasar por todo lo que pasé de lucha un año y medio, con la obra social por conseguir la cobertura en Favaloro lo volvería a hacer porque vale la pena.
–Y cómo fueron los pasos dados, desde la preocupación, la ilusión y este presente.
–Venía complicada desde diciembre tratando de remontar mi salud. Hace un año sabía que debía ingresar en lista de espera para trasplante pero mi obra social no admitía a Fundación Favaloro por no tener convenio y quería enviarme a otra institución. No quería, porque ya tenía mi equipo médico de plena confianza de trasplante. Tuve que recurrir a un amparo judicial que llevó pelea durante todo el 2013, hasta que en noviembre el juez resolvió a favor mío. En enero viajé a Buenos Aires y me realicé los estudios pre trasplante. Me explicaron como iba a ser todo el procedimiento, especialmente mi cirujano, el doctor Alejandro Bertolotti. Eso me ayudó a estar más tranquila. Luego, el 9 de abril, ingresé en lista electiva (podía esperar en mi residencia) a las 00:01 de la noche y viajar en 5 horas cuando me llamen de haber operativo. Ya me encontraba con internación domiciliaria de 21 días. Luego completado el tratamiento tuve una semana libre y volví a internarme otros 28 días en casa ya que no había funcionado la internación anterior y ya en ese momento no podía desprenderme del oxígeno ni para bañarme. Entonces comprendí que la situación había cambiado radicalmente. Junto con mi doctor Fernando Meneguetti decidimos, ya que tenía control en Favaloro, que me evalúen. Debía viajar el 22 de mayo a la consulta por trasplante, el 17 de mayo que fue la maratón de la Asociación, pensé que no asistiría porque no me encontraba bien. Pero cargué mi mochila y junto a mi enfermera Valeria Montero nos fuimos a vivir una hermosa tarde que hizo despejar mi cabeza, llenarme de energía y esperanza junto a tanta gente hermosa. Viajé el 22 a Favaloro y decidieron que debía internarme pero no había cama. Retorné a Paraná y el día 26 de mayo volví a Buenos Aires, donde quedé internada en terapia intermedia aislada. El día 29 llegó el doctor Osses junto al equipo a anunciarme que me pondrían en emergencia nacional porque la enfermedad había avanzado y era la última carta que me quedaba. Con lágrimas en los ojos miré a mi vieja y le dije “si doctor, hágalo”. Y bueno, llamé a mi papá y mi hermano para contarles que ya no podríamos volver a casa hasta que pasara la tormenta. Los profesionales de Favaloro me contuvieron en todo momento ante esta situación tan difícil. Luego me pasaron a terapia del sexto piso donde tenía una enfermera en la puerta las 24 horas para mí. La situación se fue complicando, ya no podía respirar por mis propios medios. Me había colocado bipap en terapia intermedia, luego me pasaron a terapia en el 6º piso. El martes 4 de junio hubo movimiento, había operativo pero fallido. Los pulmones no fueron viables porque tenían líquido. No pudo ser. Cuando llegó la doctora a la puerta y llamó a mi papá lo miré y le hice seña con los dedos “no son”. Me di vuelta de la cama y dormí. Para la tarde ya no podía respirar y decidieron conectarme al ecmo, pulmón artificial que me mantendría en espera del órgano, usando un catéter especial recién ingresado al país. Fui la primera, lo “estrené”, permanecí entre dormida entubada. Mi familia (padres Edgardo y Miriam) junto a mí, pedí que mi hermano Silvio viniera desde Viale junto a Gustavo y Gabriel Heinze que lo trajeron desde Paraná. Mi hermano todo el tiempo al lado tomándome de la mano y contándome día a día lo que me hacían ellos. Notaban que yo los escuchaba porque mi corazón latía con más fuerza cuando me hablaban. Yo estaba ahí a la espera tranquila de mi soplo… también mi papá y mamá del corazón. Entraban a verme Marcelo y Laura Agliozo, quienes hace ya casi un año perdieron a su hija Natalia en la espera del soplo que no llegó, amigos de Entre Ríos y de Buenos Aires aguardaban en el hall de Favaloro rezando. Me hicieron una traqueotomía para la espera hasta que el 7 de junio comenzó un operativo confirmado para mí. Los pulmones estaban en camino ingresando a Fundación, había empezado el movimiento, no querían decirme nada hasta no estar ahí. Pero ya habían comenzando a prepararme, entonces antes de que mi hermano y mi mamá salieran de la habitación les dije llorando “llegaron!”. Papá venía en camino desde Viale, ingresé a quirófano a las 3 de la mañana y salí a las 11. La operación había sido un éxito, pero había que esperar las 72 horas críticas. En ellas tuve un sangrado importante que hizo que debiera ingresar a quirófano 3 veces más. Me estabilizaron y a recuperación. El martes 10 desperté y a mi lado estaba mi hermano, mi papá y mi mamá diciéndome “ya está, estás trasplantada”. Yo medio en la nebulosa por la anestesia me miraba el pecho y no podía creerlo, estaba viva. El doctor Alejandro Bertolotti, con las manos de Dios y en quien tanto confiaba, me había devuelto junto a mi ángel donante la vida. Una vida mejor después de 28 años de lucha. De a poco fui despertando, pidiendo agua, mi hermano, mi aguatero con una gasita me mojaba los labios. Tenía hambre, quería comer. Comencé de a poco, todos los días, a vivir, a darme cuenta que ya no tenía pulmones enfermos, sino unos llenos de vitalidad y oxígeno. Estoy totalmente agradecida a la vida, a Dios, a mi donante y Fundación Favaloro. Tenemos médicos extraordinarios y los pacientes tenemos derecho a elegir donde trasplantarnos. Hoy a días de volver a casa no puedo explicar la felicidad que siento. Caminar sin agitarme, hacer actividad física, dormir sin oxígeno. Después de 4 años volver a soñar y a proyectar.
-¿Cómo viene la rehabilitación?
-El comienzo fue estando internada, me encontraba muy débil, sin fuerzas por tantos días en cama y después de tremenda cirugías. Cuando lograron drenar bien el pulmón me sacaron los drenajes, apareció Coco el “temido” kinesiólogo, que me sacó de la cama y me subió a la bicicleta fija y nos echamos a andar. Después fui adquiriendo fuerza y músculos ya que en todo el proceso había bajado de peso a 30 kilos. El primer año es de controles, no estrictos pero hay que tener recaudos los primeros 6 meses, no puedo comer nada crudo ni frutas ni verduras. Debe ser todo bien cocido. Seguir con entrenamiento, rehabilitación. Quiero correr la maratón del año que viene de Alguien Como Yo FQ donde vendrán amigos trasplantados. El doctor Bertolotti correrá conmigo junto con mi kinesiólogo y demás amigos de Fundación. Tengo que usar barbijo cuando haya multitud, así también alejarme de personas que estén resfriadas o con gripe y lejos los primeros meses de plantas y animales. Es por eso que por ahora no puedo volver a mi casa del campo en Viale.
–Ese soplo de vida que recibiste, ¿crees que sirvió para concientizar más para la donación de órganos?
–Abrió los ojos a la comunidad, no sólo de Entre Ríos. Nuestra provincia lidera el puesto de provincias en donación de órganos y tejidos. Es el resultado del trabajo en conjunto que hacemos junto a los profesionales de Cucaier.
-¿A quién agradecerías por este momento?
-En primer lugar a mi donante que tomó la decisión más altruista y llena de amor. A su familia, acompañarlos en este momento tan difícil que es la pérdida de un ser querido. A la Fundación Favaloro que me trató tan bien, a la familia de Marcelo Agliozo juntos desde el primer momento en todo este proceso. A mi familia y amigos, a toda la gente de Entre Ríos y de cada parte del país y del mundo y no exagero porque somos una gran familia FQ que nos apoyamos y acompañamos desde hace tiempo. A “Alguien como yo” que siguió trabajando. A Gustavo y Gabriel Heinze por su apoyo incondicional. A mis padrinos y a cada uno de todos aquellos que sin conocerme en persona pidió y rezó por mí. (Fuente: El Diario)