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*Por Hugo H.País

Prof. Hugo Pais
Estamos desafiados a “Combatir la pobreza, construir la paz”, este es un año, donde la toma de conciencia y la acción cotidiana, el compromiso y la entrega, han de poner en juego no sólo nuestra capacidad de “dar”, sino nuestra oportunidad de AMAR.
No hace mucho tiempo, que en un trabajo de Tesis, escribía, respecto de la desigualdad entre ricos y pobres, pero creo firmemente, que ella se ha hecho más evidente, incluso en las naciones más desarrolladas económicamente y sólo nos convoca mirar, que ocurre hoy en los Gobiernos de los grandes países, donde como efecto dominó, se caen estructuras y fortalezas construidas sobre la pobreza de otros.
Benedicto, nos ha dicho que “Se trata de un problema que se plantea a la conciencia de la humanidad, puesto que las condiciones en que se encuentra un gran número de personas son tales que ofenden su dignidad innata y comprometen, por consiguiente, el auténtico y armónico progreso de la comunidad mundial».
Creemos que tomar conciencia de esa realidad, nos convoca a abrir el corazón al mundo, sin distingos, sin ataduras y prejuicios. Es conveniente asumir la SOLIDARIDAD como principio que facilita y sustenta la paz, por lo que ella – la solidaridad- es la virtud que permite a la humanidad compartir los bienes de toda índole, con todos y ponerlos al servicio del bien común y subsidiariamente apoyando las comunidades con menos recursos para que vivan en dignidad.
Será bueno enfrentar lo más difícil, alejarnos de la posición del mínimo esfuerzo, empeñarnos razonablemente en alcanzar nuestras metas, con criterio de amistad social, para ello, creo conveniente fortalecer o retemplar el carácter, porque el ser humano empequeñecido no logra comprender las ventajas que supone la liberación de la mediocridad que lo oprime y atenaza.
Creo en los desafíos, en la disponibilidad, en la capacidad de escucha y de dialogo, en el esforzarnos para que la mediocridad no se adueñe de nosotros con el paso del tiempo y la venida de los años en el calendario personal, puesto que si nos dejamos superar por la mediocridad, c edemos en nuestras esperanzas e ilusiones, no alcanzamos nuestros objetivos, pierde el brillo nuestro diario vivir y nos dejamos superar por la opaca rutina y monotonía.
Es bueno pensar en desarrollar, la grandeza de ánimo, la que también requiere un poco de estilo, tolerancia, atención y mesura, evitando siempre lo mediocre y mezquino. Cuando la grandeza se expresa sin rebajar a nadie, sin sobreelevarse a sí mismo, entonces es una magnanimidad noble y con clase.
¿Qué tal si hacemos el esfuerzo por comenzar a cultivar virtudes en nuestras vidas, contagiar a la juventud, para que se interese por ellas, y hacer una sociedad más justa?
*Docente e Investigador UCSF
Pensando en construir la Paz
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*Por Hugo H.País
Prof. Hugo Pais
Estamos desafiados a “Combatir la pobreza, construir la paz”, este es un año, donde la toma de conciencia y la acción cotidiana, el compromiso y la entrega, han de poner en juego no sólo nuestra capacidad de “dar”, sino nuestra oportunidad de AMAR.
No hace mucho tiempo, que en un trabajo de Tesis, escribía, respecto de la desigualdad entre ricos y pobres, pero creo firmemente, que ella se ha hecho más evidente, incluso en las naciones más desarrolladas económicamente y sólo nos convoca mirar, que ocurre hoy en los Gobiernos de los grandes países, donde como efecto dominó, se caen estructuras y fortalezas construidas sobre la pobreza de otros.
Benedicto, nos ha dicho que “Se trata de un problema que se plantea a la conciencia de la humanidad, puesto que las condiciones en que se encuentra un gran número de personas son tales que ofenden su dignidad innata y comprometen, por consiguiente, el auténtico y armónico progreso de la comunidad mundial».
Creemos que tomar conciencia de esa realidad, nos convoca a abrir el corazón al mundo, sin distingos, sin ataduras y prejuicios. Es conveniente asumir la SOLIDARIDAD como principio que facilita y sustenta la paz, por lo que ella – la solidaridad- es la virtud que permite a la humanidad compartir los bienes de toda índole, con todos y ponerlos al servicio del bien común y subsidiariamente apoyando las comunidades con menos recursos para que vivan en dignidad.
Será bueno enfrentar lo más difícil, alejarnos de la posición del mínimo esfuerzo, empeñarnos razonablemente en alcanzar nuestras metas, con criterio de amistad social, para ello, creo conveniente fortalecer o retemplar el carácter, porque el ser humano empequeñecido no logra comprender las ventajas que supone la liberación de la mediocridad que lo oprime y atenaza.
Creo en los desafíos, en la disponibilidad, en la capacidad de escucha y de dialogo, en el esforzarnos para que la mediocridad no se adueñe de nosotros con el paso del tiempo y la venida de los años en el calendario personal, puesto que si nos dejamos superar por la mediocridad, c edemos en nuestras esperanzas e ilusiones, no alcanzamos nuestros objetivos, pierde el brillo nuestro diario vivir y nos dejamos superar por la opaca rutina y monotonía.
Es bueno pensar en desarrollar, la grandeza de ánimo, la que también requiere un poco de estilo, tolerancia, atención y mesura, evitando siempre lo mediocre y mezquino. Cuando la grandeza se expresa sin rebajar a nadie, sin sobreelevarse a sí mismo, entonces es una magnanimidad noble y con clase.
¿Qué tal si hacemos el esfuerzo por comenzar a cultivar virtudes en nuestras vidas, contagiar a la juventud, para que se interese por ellas, y hacer una sociedad más justa?
*Docente e Investigador UCSF