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El analista político de Gualeguaychú, Carlos Elgart advierte que Argentina sigue siendo una montaña rusa marcada por la falta de previsibilidad política y una economía susceptible a las turbulencias. El gobierno, tras una serie de errores estratégicos, debió ser rescatado por el apoyo de Estados Unidos para sortear la reciente corrida cambiaria. Así lo expresó al portal Debate Abierto.

El licenciado en Ciencias Políticas y analista político, ofreció un diagnóstico sombrío sobre la situación actual de Argentina, calificando al país como una montaña rusa, caracterizada por la inestabilidad. Esta inestabilidad se debe principalmente a dos factores: la falta de cooperación política entre las distintas fuerzas, lo que impide la previsibilidad y la prospectiva de futuro, y la
debilidad de la economía nacional debido al problema crónico de la falta de divisas o dólares.
Elgart subraya que con reservas tan bajas (solo 12.000 o 14.000 millones de dólares, gran parte prestados), hasta una elección provincial menor puede generar una turbulencia económica inexplicable.
Según el analista, la reciente crisis política del gobierno fue en gran medida autoinfligida. Enumeró varios errores políticos estratégicos cometidos por el oficialismo desde mayo tales como la “soberbia post-electoral” tras un éxito electoral en CABA llevó al gobierno a una posición de dominación política.
Además, la ruptura de puentes. El gobierno entró en conflicto con sus aliados, buscando imponer listas propias en los territorios, lo que debilitó al oficialismo (ejemplificado con Corrientes).
Otro de los puntos fue el ataque a los vulnerables. Emprendió una pelea con los débiles que generó una imagen de crueldad innecesaria.
Elgart señaló que disputar temas sensibles como el Hospital Garrahan y las pensiones por discapacidad le entregó a la oposición banderas emocionales sin que ésta tuviera que hacer esfuerzo.
Los errores en Buenos Aires en convertir la elección de la provincia en una gran batalla y una medición de fuerza estratégica, a pesar de que era una contienda territorial que el gobierno ya sabía que perdería, resultó en una derrota profundamente inesperada.
“Esta acumulación de errores condujo al gobierno a su peor etapa de crisis política, generando la percepción en el mercado de que esto se acaba, lo que provocó una corrida cambiaria en la que el Banco Central perdió 1.000 millones de dólares en solo dos días”, resaltó a Debate Abierto.
No obstante, Elgart destacó que esta tormenta se logró detener gracias al apoyo contundente de Estados Unidos y su secretario del Tesoro. Este respaldo internacional le permitió al gobierno tomar la iniciativa y proyectarse con mayor fortaleza para la campaña de octubre.
Asimismo destacó un punto clave que reveló la naturaleza del problema cambiario en Argentina: la crisis demostró que la escasez de dólares es un problema del Estado, no de los argentinos, quienes están llenos de dólares. La prueba de ello fue el cupo de 7.000 millones de dólares que el gobierno fijó para sostener la medida de retenciones cero, una suma que se agotó en tan solo 72 horas (3 días). Este mecanismo, cuyo propósito era simplemente proveerse de dólares y resultó en una recaudación extraordinaria que benefició principalmente al sector exportador, específicamente a unas 10 a 12 empresas cerealeras que son las que concentran las divisas.
Criticó la política de mantener un dólar barato para anclar la inflación, una estrategia que genera una ficción de bienestar económico.
Esta práctica, (que Elgart) equipara a un populismo económico, beneficia a sectores medios y altos con subsidios indirectos para viajes o compras en el exterior, pero provoca la fuga de divisas necesarias para la industria y los compromisos internacionales.
Por otra parte, pronosticó que, dado que el dólar barato es insostenible y Estados Unidos no prestará dinero para rifarlo de esa forma, después de la elección del 26 de octubre, el dólar tiene que tender a subir controladamente. Este ajuste buscaría un equilibrio más razonable que sea beneficioso para el sector exportador (como las cerealeras, las grandes beneficiadas de la reciente recaudación extraordinaria) y que frene el flujo hacia el turismo y las importaciones de consumo.
Finalmente, sobre el panorama electoral, Elgart mencionó que la ciudadanía muestra desilusión y cansancio tras probar distintas gestiones sin éxito.
Si bien el actual gobierno cumplió su promesa de ajuste, la baja de la inflación no se ve reflejada en el salario real, ni en la góndola del ciudadano común.
“El gran problema de fondo, es que Argentina no logra crecer sostenidamente desde 2011, una senda necesaria para bajar la pobreza”, definió. (Fuente: Debate Abierto)
Elgart: “La debilidad económica y la crueldad innecesaria llevaron al gobierno a su peor etapa de crisis”
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El analista político de Gualeguaychú, Carlos Elgart advierte que Argentina sigue siendo una montaña rusa marcada por la falta de previsibilidad política y una economía susceptible a las turbulencias. El gobierno, tras una serie de errores estratégicos, debió ser rescatado por el apoyo de Estados Unidos para sortear la reciente corrida cambiaria. Así lo expresó al portal Debate Abierto.
El licenciado en Ciencias Políticas y analista político, ofreció un diagnóstico sombrío sobre la situación actual de Argentina, calificando al país como una montaña rusa, caracterizada por la inestabilidad. Esta inestabilidad se debe principalmente a dos factores: la falta de cooperación política entre las distintas fuerzas, lo que impide la previsibilidad y la prospectiva de futuro, y la
debilidad de la economía nacional debido al problema crónico de la falta de divisas o dólares.
Elgart subraya que con reservas tan bajas (solo 12.000 o 14.000 millones de dólares, gran parte prestados), hasta una elección provincial menor puede generar una turbulencia económica inexplicable.
Según el analista, la reciente crisis política del gobierno fue en gran medida autoinfligida. Enumeró varios errores políticos estratégicos cometidos por el oficialismo desde mayo tales como la “soberbia post-electoral” tras un éxito electoral en CABA llevó al gobierno a una posición de dominación política.
Además, la ruptura de puentes. El gobierno entró en conflicto con sus aliados, buscando imponer listas propias en los territorios, lo que debilitó al oficialismo (ejemplificado con Corrientes).
Otro de los puntos fue el ataque a los vulnerables. Emprendió una pelea con los débiles que generó una imagen de crueldad innecesaria.
Elgart señaló que disputar temas sensibles como el Hospital Garrahan y las pensiones por discapacidad le entregó a la oposición banderas emocionales sin que ésta tuviera que hacer esfuerzo.
Los errores en Buenos Aires en convertir la elección de la provincia en una gran batalla y una medición de fuerza estratégica, a pesar de que era una contienda territorial que el gobierno ya sabía que perdería, resultó en una derrota profundamente inesperada.
“Esta acumulación de errores condujo al gobierno a su peor etapa de crisis política, generando la percepción en el mercado de que esto se acaba, lo que provocó una corrida cambiaria en la que el Banco Central perdió 1.000 millones de dólares en solo dos días”, resaltó a Debate Abierto.
No obstante, Elgart destacó que esta tormenta se logró detener gracias al apoyo contundente de Estados Unidos y su secretario del Tesoro. Este respaldo internacional le permitió al gobierno tomar la iniciativa y proyectarse con mayor fortaleza para la campaña de octubre.
Asimismo destacó un punto clave que reveló la naturaleza del problema cambiario en Argentina: la crisis demostró que la escasez de dólares es un problema del Estado, no de los argentinos, quienes están llenos de dólares. La prueba de ello fue el cupo de 7.000 millones de dólares que el gobierno fijó para sostener la medida de retenciones cero, una suma que se agotó en tan solo 72 horas (3 días). Este mecanismo, cuyo propósito era simplemente proveerse de dólares y resultó en una recaudación extraordinaria que benefició principalmente al sector exportador, específicamente a unas 10 a 12 empresas cerealeras que son las que concentran las divisas.
Criticó la política de mantener un dólar barato para anclar la inflación, una estrategia que genera una ficción de bienestar económico.
Esta práctica, (que Elgart) equipara a un populismo económico, beneficia a sectores medios y altos con subsidios indirectos para viajes o compras en el exterior, pero provoca la fuga de divisas necesarias para la industria y los compromisos internacionales.
Por otra parte, pronosticó que, dado que el dólar barato es insostenible y Estados Unidos no prestará dinero para rifarlo de esa forma, después de la elección del 26 de octubre, el dólar tiene que tender a subir controladamente. Este ajuste buscaría un equilibrio más razonable que sea beneficioso para el sector exportador (como las cerealeras, las grandes beneficiadas de la reciente recaudación extraordinaria) y que frene el flujo hacia el turismo y las importaciones de consumo.
Finalmente, sobre el panorama electoral, Elgart mencionó que la ciudadanía muestra desilusión y cansancio tras probar distintas gestiones sin éxito.
Si bien el actual gobierno cumplió su promesa de ajuste, la baja de la inflación no se ve reflejada en el salario real, ni en la góndola del ciudadano común.
“El gran problema de fondo, es que Argentina no logra crecer sostenidamente desde 2011, una senda necesaria para bajar la pobreza”, definió. (Fuente: Debate Abierto)