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Julio Dante Toso, de 64 años, recorre 1.500 kilómetros a caballo desde Neuquén hasta Entre Ríos en homenaje a su padre. Lo acompaña en esta travesía Apóstol, un picazo de 13 años, y Erán, un rosillo, con quienes avanza con paso firme.

A pesar de las dificultades y la inmensidad de la distancia, Julio ya ha recorrido 400 kilómetros de su viaje, avanzando con paso firme y acompañado por dos caballos: Apóstol, un picazo de 13 años, y Erán, un rosillo cuyo nombre significa “discípulo” en hebreo. Alternando la monta para no cansar a los animales, Julio avanza con el corazón lleno de recuerdos y gratitud hacia su padre, quien le transmitió su amor por los caballos y las tradiciones de la vida rural.
“Es un homenaje a mi padre, por todo lo que me ha enseñado”, expresó emocionado, recordando cómo su padre lo crió con amor y le inculcó el respeto por las costumbres de su tierra natal. Aunque originalmente planeó hacer este viaje cuando se cumplieran 10 años de su fallecimiento, la pandemia retrasó su anhelo. Ahora, a 15 años de su partida, finalmente ha podido llevar a cabo esta épica y emotiva travesía.
El viaje de Julio tiene una carga emocional profunda, pues recorrerá las mismas rutas que su padre alguna vez transitó, con la intención de llegar a Colonia General Güemes, en la jurisdicción de Pueblo Brugo, donde descansan los restos de su querido progenitor. En su camino, ha recibido el apoyo de amigos y conocidos del Alto Valle, quienes han sido compañeros de ruta en otras cabalgatas, pero ninguna tan significativa como esta.
En Neuquén, Julio fue despedido por su esposa Lucía y su hijo Ayrton. Seguramente, a su llegada a Entre Ríos, será recibido con los brazos abiertos por su familia y amigos, quienes celebrarán no solo su hazaña, sino el hermoso homenaje a un hombre que marcó su vida para siempre. ( Fuente: Luis Céparo)
Un entrerriano viaja a caballo desde Neuquén hasta Entre Ríos en homenaje a su padre
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Julio Dante Toso, de 64 años, recorre 1.500 kilómetros a caballo desde Neuquén hasta Entre Ríos en homenaje a su padre. Lo acompaña en esta travesía Apóstol, un picazo de 13 años, y Erán, un rosillo, con quienes avanza con paso firme.
A pesar de las dificultades y la inmensidad de la distancia, Julio ya ha recorrido 400 kilómetros de su viaje, avanzando con paso firme y acompañado por dos caballos: Apóstol, un picazo de 13 años, y Erán, un rosillo cuyo nombre significa “discípulo” en hebreo. Alternando la monta para no cansar a los animales, Julio avanza con el corazón lleno de recuerdos y gratitud hacia su padre, quien le transmitió su amor por los caballos y las tradiciones de la vida rural.
“Es un homenaje a mi padre, por todo lo que me ha enseñado”, expresó emocionado, recordando cómo su padre lo crió con amor y le inculcó el respeto por las costumbres de su tierra natal. Aunque originalmente planeó hacer este viaje cuando se cumplieran 10 años de su fallecimiento, la pandemia retrasó su anhelo. Ahora, a 15 años de su partida, finalmente ha podido llevar a cabo esta épica y emotiva travesía.
El viaje de Julio tiene una carga emocional profunda, pues recorrerá las mismas rutas que su padre alguna vez transitó, con la intención de llegar a Colonia General Güemes, en la jurisdicción de Pueblo Brugo, donde descansan los restos de su querido progenitor. En su camino, ha recibido el apoyo de amigos y conocidos del Alto Valle, quienes han sido compañeros de ruta en otras cabalgatas, pero ninguna tan significativa como esta.
En Neuquén, Julio fue despedido por su esposa Lucía y su hijo Ayrton. Seguramente, a su llegada a Entre Ríos, será recibido con los brazos abiertos por su familia y amigos, quienes celebrarán no solo su hazaña, sino el hermoso homenaje a un hombre que marcó su vida para siempre. ( Fuente: Luis Céparo)