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*Por Ladislao Fermín Uzín Olleros

Finalmente, Ucrania capitulará, luego de tres años de una guerra que ha desangrado un pueblo y destruido su territorio; quienes la apoyaron hoy la abandonan. EE.UU., en la anterior administración, proveyó miles de millones dólares, material militar y declamó posicionarse a su favor; hoy, en un giro copernicano, la deja abandonada a su suerte. Lo que ayer fue aporte, sería ingenuo conceptuarlo como un subsidio o bajo alguna forma de gratuidad, Ucrania queda endeudada y comprometidos sus recursos naturales. Algo similar ocurrió luego de finalizada la II Guerra Mundial con la instauración del Plan Marshall (1948) para la recuperación de Europa; son sutiles –o no tanto- formas de penetración y sumisión. Europa, preocupada, anuncia una inversión rondante los ochocientos mil millones de euros en armarse para su defensa.-
Por su parte Rusia –identificado su líder Putin con Trump, no lo ocultan- continúa con su expansión, habiendo ya anexado Crimea (2014-2015), sin olvidar el precedente del conflicto con Georgia (2008), ambos hechos reveladores de ese propósito de recrear la “Gran Madre Rusia”, visible tanto en la época de los zares cuanto en la hoy disuelta Unión Soviética.-
El trato dado por Trump a Zelenski en la reciente reunión habida en la Casa Blanca, es una muestra repudiable de soberbia y humillación, intolerable en las relaciones diplomáticas, y evidencia la arrogancia y el desprecio del poderoso anfitrión para con el más débil visitante.-
Suponer que “la paz” que aflorará con la capitulación de Ucrania conllevará la certeza que con ello se pone fin a un proyecto geopolítico, es ingenuo y sólo creíble por cándidos. En Munich (septiembre de 1938) se celebró una conferencia que tuvo como protagonistas a Alemania, Italia, Gran Bretaña y Francia, en la que se consintió que Alemania incorporara la región checoslovaca de los Sudetes (conferencia en la que no se permitió la participación de Checoeslovaquia), en la creencia que con ello se frenaba el proceso expansionista de Hitler, que ya registraba una referencia reciente: la anexión de Austria, conocida como el “Anschluss” (anexión) en marzo de 1938. En agosto de 1939 se suscribía el Pacto de no agresión entre Alemania y la Unión Soviética, conocido como “Pacto von Ribbentrop – Molotov”, en alusión a los ministros de ambos estados firmantes; por dicha convención Alemania y la U.R.S.S. se comprometían a brindarse ayuda mutua, amistad, cooperación, solución pacífica de las controversias entre ambas naciones a través de consultas mutuas, y en sus cláusulas secretas (protocolo adicional) se repartían Polonia, reconociendo Alemania
El 1° de septiembre de 1939, Hitler ordenaba la invasión de Polonia, dando inicio a la II Guerra Mundial; en junio de 1941 comenzaba la “Operación Barbarroja”, invasión alemana al territorio soviético, que traería aparejada más de un millón de muertos, siendo la más relevante la Batalla de Stalingrado (primera rendición de un ejército alemán, capitulación del mariscal Friedrich Paulus en febrero de 1943).-
En anteriores artículos de opinión (“Algunas reflexiones sobre el conflicto en Ucrania”, “Aprender de las lecciones de la historia”), ambos de 2022, aludía a las consecuencias disvaliosas para los pueblos que traen aparejadas las guerras; hoy parecen cumplirse las profecías de George Orwell en su novela de ficción distópica “1984” (escrita entre 1947-1948 y publicada en 1949): “La división del mundo en tres poderosos superestados … Europa absorbida por Rusia y pasar el Imperio Británico a formar parte de Estados Unidos de América … Estasia, la de menor extensión entre los tres, y con sus fronteras occidentales menos precisas, abarca China y los países situados al sur de la misma, las islas del Japón y zonas variables de Mongolia, Manchuria y el Tibet … el histerismo bélico no tiene solución de continuidad y prevalece en todos los países del orbe, teniéndose por corrientes y meritorios, cuando son cometidos por una de las partes en detrimento de las otras dos, tales actos de barbarie como la violación de mujeres, los saqueos, la matanza de niños, la reducción a la esclavitud de poblaciones enteras y las represalias tomadas en la persona de los prisioneros, incluso quemarlos y enterrarlos vivos … La lucha, cuando la hay, se desarrolla en las fronteras de trazos sinuosos, de las cuales el común de las gentes sólo tiene una vaga idea, … En los centros de la civilización, la guerra se hace sentir por una continua escasez de artículos de consumo y los espaciados estallidos de bombas voladoras que suelen causar alguna víctimas en la población civil …” (op. cit., capítulo III, “La guerra es paz”).-
En conclusión: donde mandan los poderosos, los escrúpulos están ausentes.
*Abogado
La guerra ¿es paz?
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*Por Ladislao Fermín Uzín Olleros
Finalmente, Ucrania capitulará, luego de tres años de una guerra que ha desangrado un pueblo y destruido su territorio; quienes la apoyaron hoy la abandonan. EE.UU., en la anterior administración, proveyó miles de millones dólares, material militar y declamó posicionarse a su favor; hoy, en un giro copernicano, la deja abandonada a su suerte. Lo que ayer fue aporte, sería ingenuo conceptuarlo como un subsidio o bajo alguna forma de gratuidad, Ucrania queda endeudada y comprometidos sus recursos naturales. Algo similar ocurrió luego de finalizada la II Guerra Mundial con la instauración del Plan Marshall (1948) para la recuperación de Europa; son sutiles –o no tanto- formas de penetración y sumisión. Europa, preocupada, anuncia una inversión rondante los ochocientos mil millones de euros en armarse para su defensa.-
Por su parte Rusia –identificado su líder Putin con Trump, no lo ocultan- continúa con su expansión, habiendo ya anexado Crimea (2014-2015), sin olvidar el precedente del conflicto con Georgia (2008), ambos hechos reveladores de ese propósito de recrear la “Gran Madre Rusia”, visible tanto en la época de los zares cuanto en la hoy disuelta Unión Soviética.-
El trato dado por Trump a Zelenski en la reciente reunión habida en la Casa Blanca, es una muestra repudiable de soberbia y humillación, intolerable en las relaciones diplomáticas, y evidencia la arrogancia y el desprecio del poderoso anfitrión para con el más débil visitante.-
Suponer que “la paz” que aflorará con la capitulación de Ucrania conllevará la certeza que con ello se pone fin a un proyecto geopolítico, es ingenuo y sólo creíble por cándidos. En Munich (septiembre de 1938) se celebró una conferencia que tuvo como protagonistas a Alemania, Italia, Gran Bretaña y Francia, en la que se consintió que Alemania incorporara la región checoslovaca de los Sudetes (conferencia en la que no se permitió la participación de Checoeslovaquia), en la creencia que con ello se frenaba el proceso expansionista de Hitler, que ya registraba una referencia reciente: la anexión de Austria, conocida como el “Anschluss” (anexión) en marzo de 1938. En agosto de 1939 se suscribía el Pacto de no agresión entre Alemania y la Unión Soviética, conocido como “Pacto von Ribbentrop – Molotov”, en alusión a los ministros de ambos estados firmantes; por dicha convención Alemania y la U.R.S.S. se comprometían a brindarse ayuda mutua, amistad, cooperación, solución pacífica de las controversias entre ambas naciones a través de consultas mutuas, y en sus cláusulas secretas (protocolo adicional) se repartían Polonia, reconociendo Alemania
El 1° de septiembre de 1939, Hitler ordenaba la invasión de Polonia, dando inicio a la II Guerra Mundial; en junio de 1941 comenzaba la “Operación Barbarroja”, invasión alemana al territorio soviético, que traería aparejada más de un millón de muertos, siendo la más relevante la Batalla de Stalingrado (primera rendición de un ejército alemán, capitulación del mariscal Friedrich Paulus en febrero de 1943).-
En anteriores artículos de opinión (“Algunas reflexiones sobre el conflicto en Ucrania”, “Aprender de las lecciones de la historia”), ambos de 2022, aludía a las consecuencias disvaliosas para los pueblos que traen aparejadas las guerras; hoy parecen cumplirse las profecías de George Orwell en su novela de ficción distópica “1984” (escrita entre 1947-1948 y publicada en 1949): “La división del mundo en tres poderosos superestados … Europa absorbida por Rusia y pasar el Imperio Británico a formar parte de Estados Unidos de América … Estasia, la de menor extensión entre los tres, y con sus fronteras occidentales menos precisas, abarca China y los países situados al sur de la misma, las islas del Japón y zonas variables de Mongolia, Manchuria y el Tibet … el histerismo bélico no tiene solución de continuidad y prevalece en todos los países del orbe, teniéndose por corrientes y meritorios, cuando son cometidos por una de las partes en detrimento de las otras dos, tales actos de barbarie como la violación de mujeres, los saqueos, la matanza de niños, la reducción a la esclavitud de poblaciones enteras y las represalias tomadas en la persona de los prisioneros, incluso quemarlos y enterrarlos vivos … La lucha, cuando la hay, se desarrolla en las fronteras de trazos sinuosos, de las cuales el común de las gentes sólo tiene una vaga idea, … En los centros de la civilización, la guerra se hace sentir por una continua escasez de artículos de consumo y los espaciados estallidos de bombas voladoras que suelen causar alguna víctimas en la población civil …” (op. cit., capítulo III, “La guerra es paz”).-
En conclusión: donde mandan los poderosos, los escrúpulos están ausentes.
*Abogado