Ante las realidades de la coyuntura

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*Por Ladislao F. Uzín Olleros

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Meditando sobre la triste y desesperanzadora actualidad del país, ¿no habrá llegado el momento de repensar cambios profundos en algunas estructuras? Un Poder Legislativo unicameral, dos representantes por cada distrito; la dieta de los legisladores no debería ir más allá del equivalente a diez sueldos de un docente o la mínima de un jubilado, y otro tanto para gastos; no más de tres asesores rentados, si necesitan más, podrían acudir a catedráticos universitarios, a científicos del Conicet o del INTA, por ejemplo.

Con ello, aspirarían a ocupar una banca en el Congreso quienes tengan vocación de servicio ciudadano y no quienes piensan en la beca que representa apoltronarse para tener beneficios y privilegios personales, sin importarles las necesidades de la gente común.

Con ello se cumplirían dos preceptos consagrados en la Constitución Nacional: federalismo e igualdad de todos.

Corte Suprema de Justicia: siete miembros permanentes; en caso de renuncia, licencia por enfermedad, retiro, etc., se cubrirían las vacantes con vocales de las Cámaras Federales, hasta tanto se cubran con quienes se consagren de acuerdo al mecanismo natural consagrado en la ley: propuesta del Poder Ejecutivo y aprobación por el Senado.

Obviamente, estos cambios implican una reforma constitucional, la que también podría llevarse adelante con convencionales que asuman sus roles ad honorem…

Parece utópico pero ante la mediocridad que se ha instalado en la clase dirigente, no parece descabellado.

(*) Abogado

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