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Eso fue Doña Mary Vercelli de Deu, quien partió en las últimas horas a ese lugar que se ganó hace mucho tiempo.
Es fácil hablar de las buenas conductas humanas cuando alguien ya no está entre nosotros. Pero “Doña Mary” como le decíamos desde siempre se ganó un lugar importante en la escalera celestial, porque era de esas personas que estaba dispuesta en todo momento a ejercer su docencia para educar y hacer crecer en lo humano y en lo didáctico. Fue de esas personas que ya muy poco se observan en este mundo tan complejo.
Fue maestra de primaria de muchos de nosotros, en una escuelita de campo o de ciudad, pero a todos trató por igual. Era una docente querida y respetada, quizás para muchos la madre o la abuela que hubiesen elegido. La verdad, una gran pérdida, pero dejó sus enseñanzas para la vida, se la va a extrañar. Con ella compartimos muchos momentos en la escuela, en el fútbol, en los desfiles patrios, en los eventos educativos.
Hoy muchos la recordarán y seguramente brotará una lágrima (y está bien que así sea), porque Doña Mary sembró eso, ser una buena persona más allá de las circunstancias de la vida.
A veces, las palabras son pequeñas cuando tenemos que describir a una persona que dio tanto a cambio de nada. Hasta siempre, madre, abuela y maestra del aula y de la vida. (Fuente: Debate Abierto)
Maestra del aula…y de la vida
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Eso fue Doña Mary Vercelli de Deu, quien partió en las últimas horas a ese lugar que se ganó hace mucho tiempo.