La maldad de tu alma

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*Por Joel Tornero, Oscar Barbieri, Maximiliano Ramírez

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Sin lugar a dudas estamos viviendo momentos difíciles, en lo económico y lo social. La imagen de ayer de ver a nuestros jubilados siendo reprimidos por las fuerzas de seguridad de la Ministra Bullrich no hace más que abonar a esta crisis profunda que por decisión política de quien hoy gobierna nuestro país ha emprendido un camino de división y de odio.

El presidente Milei, por 15.000 pesos que reclamaban los jubilados, manda a reprimir sin miramientos, y sin un solo vestigio de empatía. Por el capricho de no repartir la comida que hay en los depósitos deja a los comedores a la buena de Dios. Por el desinterés en los que trabajan es capaz de despedir sin razón alguna y encima disfrutarlo.

Por desprecio a los argentinos es capaz de regalar los recursos naturales y entregar el oro de nuestras reservas a quienes en un conflicto armado arrebataron Malvinas y mataron a compatriotas.

No le importa que más del 65% de nuestro país sea pobre, claramente tampoco le importa los alarmantes datos de Unicef respecto al más del millón de niños y niñas que no tienen alimento. Como si fuera poco usa vilmente y de un modo despreciable un tema tan sensible como el de abuso para burlarse de otros.

Prometió que el sacrificio valía la pena y ahora solo es sacrificio y nada cambia. Prometió recuperación en V, y que a julio ya estaríamos mejor, hasta ahora es todo una farsa, una pantomima, pero no hay nada más que una caída libre de la actividad económica, de los salarios de los que trabajan y de las clases populares a costa de la ganancia de pocos empresarios amigos de él y de su séquito. Lo único que aumentó hasta ahora son la luz, el gas, el transporte, los alimentos, y encima dice que va a seguir subiendo.

Prometió ir contra la casta pero resultó que la casta era el humilde, el jubilado, los niños, los que trabajan, en fin era el gran pueblo argentino.

Ha quedado claramente a la vista el mal que habita en tu alma (si es que tenes, ya sospecho). Espero de corazón que puedas recapacitar y conducir con empatía y sensibilidad a una Argentina para todos y no sólo para unos pocos como estamos viendo.

*Ateneo Argentina Soberanía