Sensatez, honradez y respeto a las diferencias

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*Por Alberto Rotman

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Desde el retorno a la Democracia, hace 40 años, se sucedieron ocho presidentes y a pesar de las diferencias metodológicas e ideológicas que nos llevaron a duros enfrentamientos verbales, judiciales y políticos, nunca leí declaraciones que anteponía la palabra traidor, para quien o quienes tratan de corregir errores de este gobierno o como ocurrió para visualizar a quien o quienes no acompañaron con el voto algún articulo o inciso de la Ley Ómnibus que se estaba debatiendo en la Cámara de Diputados, agravado, porque la publicación da sus nombres con foto de cada uno de ellos, emulando una metodología Fascista que creíamos superada en nuestro país.

La democracia se basa en la confrontación de ideas y el que no piensa como nosotros– será solamente un ciudadano que piensa distinto — será un adversario político, pero nunca un enemigo ni tampoco un traidor.

El Ejecutivo Nacional deberá aprender que en los países que pretenden adoptar a la Democracia como forma de vida, la convivencia entre distintos debe ser la regla, que el dialogo es imprescindible, que debemos desechar algunos mesianismos facilistas que aparecen esporádicamente, y debemos saber, además, que, en los gobernantes, la humildad y la tolerancia deben ser la regla.

El presidente no puede manejar algunos conceptos tan superficialmente, y en forma ligera (amigos/enemigos, traidores/leales, liberales/comunistas) como si esto fuera el núcleo de un plan, que tiende a cambiar la historia de los últimos 100 años de nuestro país.

Quienes sumamos algunos años sabemos, -porque lo que sufrimos- que fue muy costoso el precio que pago el pueblo argentino para recuperar esta Democracia. Por eso nunca vamos a aceptar que estas reglas se alteren, debemos tener muy claro que es bueno disentir, que la política-como dije anteriormente- es dialogo, y que no hay enemigos entre los Partidos Políticos de esta joven e imperfecta Democracia Argentina.

Quienes tenemos una larga militancia alzamos nuestra voz, nos indignamos y lo hacemos público. Debemos luchar para devolver a la vida política de nuestro país la sensatez, la honradez y el respeto a las diferencias.

Hoy más que nunca cobra vigencia aquel discurso de Leandro Alem el 13 de abril de 1890 cuando decía “La vida política forma esas grandes agrupaciones, que llámeseles como ésta, populares, o llámeseles partidos políticos, son las que desenvuelven la personalidad del ciudadano, le dan conciencia de su derecho y el sentimiento de la solidaridad en los destinos comunes”.

De eso se trata, buscar un destino común requiere de los valores que la democracia lleva consigo.

*Ex diputado provincial UCR