Leido 148 veces
*Por Licenciado Oscar Barbieri – Bioingeniero Joel Tornero
El rol de la Educación Pública en todos sus niveles en nuestra sociedad basada en el conocimiento es clave. Avanzar en la distribución de la riqueza (hoy en manos de pocos) significa también permitir el acceso y distribuir equitativamente el conocimiento. Es allí donde nuestra universidad pública, gratuita de ingreso libre e irrestricto tiene un papel clave que seguir jugando, sobre todo en un contexto complejo y de grandes desafíos que tenemos sobre todo la lucha contra la pobreza, desigualdad, y marginación de una parte importante de nuestra sociedad.
En estos tiempos que corren, y ante el nuevo asedio al sistema educativo argentino, debemos defender a la educación como un derecho humano fundamental, consagrado en nuestra Constitución Nacional y la Ley Nacional de Educación que establece con suma claridad que “La educación y el conocimiento son un bien público y un derecho personal y social, garantizados por el Estado”.
El sistema educativo público en su conjunto es el instrumento principal para propender al ascenso social, igualador de oportunidades, y que aporta sin lugar a dudas al cierre de las brechas de desigualdad social que nos habitan, lastiman y duelen.
En definitiva, para poder desplegar el potencial transformador y generar un verdadero progreso social en todas las dimensiones, la personal, familiar, política, cultural, económica, productiva y tecnológica, es necesario que la educación sea una de las prioridades para poder avanzar de una vez y para siempre hacia el desarrollo de nuestra nación. Somos nosotros los que tenemos la responsabilidad histórica de saldarlos, sin destruir, sin agredir, mirando al futuro con esperanza y trabajando colectivamente.
*Ateneo Argentina Soberana
La Educación Pública para el Desarrollo Nacional
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*Por Licenciado Oscar Barbieri – Bioingeniero Joel Tornero
El rol de la Educación Pública en todos sus niveles en nuestra sociedad basada en el conocimiento es clave. Avanzar en la distribución de la riqueza (hoy en manos de pocos) significa también permitir el acceso y distribuir equitativamente el conocimiento. Es allí donde nuestra universidad pública, gratuita de ingreso libre e irrestricto tiene un papel clave que seguir jugando, sobre todo en un contexto complejo y de grandes desafíos que tenemos sobre todo la lucha contra la pobreza, desigualdad, y marginación de una parte importante de nuestra sociedad.
En estos tiempos que corren, y ante el nuevo asedio al sistema educativo argentino, debemos defender a la educación como un derecho humano fundamental, consagrado en nuestra Constitución Nacional y la Ley Nacional de Educación que establece con suma claridad que “La educación y el conocimiento son un bien público y un derecho personal y social, garantizados por el Estado”.
El sistema educativo público en su conjunto es el instrumento principal para propender al ascenso social, igualador de oportunidades, y que aporta sin lugar a dudas al cierre de las brechas de desigualdad social que nos habitan, lastiman y duelen.
En definitiva, para poder desplegar el potencial transformador y generar un verdadero progreso social en todas las dimensiones, la personal, familiar, política, cultural, económica, productiva y tecnológica, es necesario que la educación sea una de las prioridades para poder avanzar de una vez y para siempre hacia el desarrollo de nuestra nación. Somos nosotros los que tenemos la responsabilidad histórica de saldarlos, sin destruir, sin agredir, mirando al futuro con esperanza y trabajando colectivamente.
*Ateneo Argentina Soberana