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Si bien en los años donde hubo un crecimiento del PIB per-cápita también vinieron acompañados de una reducción de la tasa de pobreza -asociada a un incremento de la producción y a mayores necesidades de empleo-, durante el segundo semestre de 2022 y por primera vez en los últimos 20 años, se rompió la tendencia.
Un informe realizado por Ecolatina y difundido este domingo dio a conocer que durante el segundo semestre del año pasado hubo un incremento en la pobreza pese a que se haya registrado una mayor actividad económica.
Esto se da por primera vez en los últimos 20 años, en donde se veía que una mejora de la actividad económica traía aparejado un incremento de la producción y mayores necesidades de empleo, lo cual ayudaba aque una mayor proporción de hogares pasaran a percibir un salario que sea suficiente para ubicarse por fuera de la línea de pobreza.
Y si bien en 2022, la relación se mantuvo para el promedio del año -el PBI per-cápita creció 4,3% en el año, en conjunto a una reducción de la pobreza de 1,1 p.p. respecto a 2021- al realizar un análisis únicamente del segundo semestre, se ve como se rompió la tendencia.
Concretamente, en el segundo semestre el PIB per cápita creció 2,9% i.a., mientras que la pobreza aumentó 1,9 p.p. frente al segundo semestre de 2021 (del 37,3% al 39,2%). A su vez, en la misma comparación (promedio del semestre) la tasa de ocupación aumentó 1,2 p.p. (43,2% a 44,4%, representando niveles récord para la serie), mientras que el desempleo se redujo del 7% al 6,7% (6,3% en el último trimestre).
Se puede observar, entonces, cómo el crecimiento del nivel de ocupación en el segundo semestre fue mayormente explicado por informales y cuentapropistas.
Además, cabe destacar que la tasa de actividad (compuesta por la población que tiene un empleo o está buscando uno) se encontró en niveles récord para la serie, posiblemente escondiendo el efecto de “trabajador adicional”: personas que no se encontraban dentro del mercado laboral se insertan con la intención de tener un ingreso extra para el hogar, en un contexto de fuerte deterioro de los ingresos.
El contexto de aceleración en la inflación, la cual pasó de una suba promedio mensual del 5,3% en el primer semestre al 6,2% en el segundo; junto al deterioro de los ingresos reales, explican por qué hubo un incremento de la pobreza pese a la mejora en el nivel de ocupación. Concentrándonos en el segundo semestre, el salario real formal retrocedió 1,6% i.a., mientras que los informales lo hicieron en un 9% i.a. En este sentido, con el incremento de la nominalidad que hubo en los últimos años, se fue profundizando el hecho de que poseer un empleo -aún uno formal- no es una condición suficiente para no ser pobre.
El informe da cuenta que en 2022 el salario real (formal e informal) acumuló cinco años consecutivos de caída. Ahora bien, en el promedio del año pasado los salarios formales lograron ganarle (por poco) a la inflación, respaldados por el acortamiento de las negociaciones paritarias, que permitió que los acuerdos sean menos permeables a la erosión ocasionada por las “sorpresas” inflacionarias.
No obstante, los salarios reales informales cayeron 7,6%. Desde el último pico en 2017, el salario informal arrastra una pérdida en términos reales del 35%, mientras que el salario real formal cae 18%.
• Mayor inflación en alimentos
Por otra parte, Ecolatina destaca que otro factor a tener en cuenta para explicar la suba en la pobreza pese a una mayor actividad económica es la suba de precios de las canastas básica y alimentaria, ya que superaron al IPC en el segundo semestre.
Con relación a 2022, en la segunda parte del año la canasta básica alimentaria -que define la línea de indigencia- y la canasta básica total -que establece la línea de pobreza- promediaron incrementos del crecieron 92% y 86% i.a., respectivamente, por encima de la inflación del periodo (+85%).
Con estos niveles de inflación, también existió un deterioro real del gasto público en prestaciones sociales (-7,6% en el segundo semestre). Por caso, la Asignación Universal por Hijo (AUH) siguió perdiendo en términos reales (-9,7% i.a.), representando una menor proporción de la canasta básica alimentaria de un niño, pasando de alcanzar a cubrir un 70% promedio en el segundo semestre de 2021 a un 62% promedio en el segundo semestre de 2022.
(Fuente: APF Digital)
Confirman suba en la pobreza pese a la expansión económica
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Si bien en los años donde hubo un crecimiento del PIB per-cápita también vinieron acompañados de una reducción de la tasa de pobreza -asociada a un incremento de la producción y a mayores necesidades de empleo-, durante el segundo semestre de 2022 y por primera vez en los últimos 20 años, se rompió la tendencia.
Un informe realizado por Ecolatina y difundido este domingo dio a conocer que durante el segundo semestre del año pasado hubo un incremento en la pobreza pese a que se haya registrado una mayor actividad económica.
Esto se da por primera vez en los últimos 20 años, en donde se veía que una mejora de la actividad económica traía aparejado un incremento de la producción y mayores necesidades de empleo, lo cual ayudaba aque una mayor proporción de hogares pasaran a percibir un salario que sea suficiente para ubicarse por fuera de la línea de pobreza.
Y si bien en 2022, la relación se mantuvo para el promedio del año -el PBI per-cápita creció 4,3% en el año, en conjunto a una reducción de la pobreza de 1,1 p.p. respecto a 2021- al realizar un análisis únicamente del segundo semestre, se ve como se rompió la tendencia.
Concretamente, en el segundo semestre el PIB per cápita creció 2,9% i.a., mientras que la pobreza aumentó 1,9 p.p. frente al segundo semestre de 2021 (del 37,3% al 39,2%). A su vez, en la misma comparación (promedio del semestre) la tasa de ocupación aumentó 1,2 p.p. (43,2% a 44,4%, representando niveles récord para la serie), mientras que el desempleo se redujo del 7% al 6,7% (6,3% en el último trimestre).
Se puede observar, entonces, cómo el crecimiento del nivel de ocupación en el segundo semestre fue mayormente explicado por informales y cuentapropistas.
Además, cabe destacar que la tasa de actividad (compuesta por la población que tiene un empleo o está buscando uno) se encontró en niveles récord para la serie, posiblemente escondiendo el efecto de “trabajador adicional”: personas que no se encontraban dentro del mercado laboral se insertan con la intención de tener un ingreso extra para el hogar, en un contexto de fuerte deterioro de los ingresos.
El contexto de aceleración en la inflación, la cual pasó de una suba promedio mensual del 5,3% en el primer semestre al 6,2% en el segundo; junto al deterioro de los ingresos reales, explican por qué hubo un incremento de la pobreza pese a la mejora en el nivel de ocupación. Concentrándonos en el segundo semestre, el salario real formal retrocedió 1,6% i.a., mientras que los informales lo hicieron en un 9% i.a. En este sentido, con el incremento de la nominalidad que hubo en los últimos años, se fue profundizando el hecho de que poseer un empleo -aún uno formal- no es una condición suficiente para no ser pobre.
El informe da cuenta que en 2022 el salario real (formal e informal) acumuló cinco años consecutivos de caída. Ahora bien, en el promedio del año pasado los salarios formales lograron ganarle (por poco) a la inflación, respaldados por el acortamiento de las negociaciones paritarias, que permitió que los acuerdos sean menos permeables a la erosión ocasionada por las “sorpresas” inflacionarias.
No obstante, los salarios reales informales cayeron 7,6%. Desde el último pico en 2017, el salario informal arrastra una pérdida en términos reales del 35%, mientras que el salario real formal cae 18%.
• Mayor inflación en alimentos
Por otra parte, Ecolatina destaca que otro factor a tener en cuenta para explicar la suba en la pobreza pese a una mayor actividad económica es la suba de precios de las canastas básica y alimentaria, ya que superaron al IPC en el segundo semestre.
Con relación a 2022, en la segunda parte del año la canasta básica alimentaria -que define la línea de indigencia- y la canasta básica total -que establece la línea de pobreza- promediaron incrementos del crecieron 92% y 86% i.a., respectivamente, por encima de la inflación del periodo (+85%).
Con estos niveles de inflación, también existió un deterioro real del gasto público en prestaciones sociales (-7,6% en el segundo semestre). Por caso, la Asignación Universal por Hijo (AUH) siguió perdiendo en términos reales (-9,7% i.a.), representando una menor proporción de la canasta básica alimentaria de un niño, pasando de alcanzar a cubrir un 70% promedio en el segundo semestre de 2021 a un 62% promedio en el segundo semestre de 2022.
(Fuente: APF Digital)