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La presencia de María Eugenia Vidal en una actividad de la UADER generó una reacción desmesurada del kirchnerismo universitario. Y digo esto porque hay que identificar de dónde vienen los cuestionamientos. No está mal que en la Universidad se hable de política, se haga política, porque quien ve el asunto con perspectiva histórica sabe que esa cuestión viene, al menos, desde 1918, cuando se concretó la Reforma Universitaria.
Galimberti también opinó sobre la Uader
La política, mal que les pese a algunos, es de momento el único medio para cambiar la realidad que no nos conforma. Sin embargo una cosa es la politización y otra la partidización. Son cuestiones vinculadas pero, en algún punto, diferentes. ¿Hay partidos políticos en la Universidad pública? Sí, desde siempre. La Franja Morada vinculada al radicalismo, el Movimiento Nacional Reformista al Socialismo y la misma Juventud Universitaria Peronista, por citar sólo algunos.
El partidismo, cualquiera sea, es siempre una representación sectorial de intereses que, elecciones mediante, terminan accediendo a instancias institucionales en cualquier universidad, como lo son los Centros de Estudiantes o los Consejos Directivos y Superiores, que son parte del Gobierno colegiado de la Universidad. El Gobierno, que ejerce un Rector, por ejemplo, es inherente al ámbito institucional, independientemente de su preferencia política/partidaria. Es por eso que el mandato de cualquier universidad que se precie de tal es garantizar la pluralidad y no el pensamiento único.
Creo que allí radica, fundamentalmente, el «yerro» de la convocatoria de las autoridades de la UADER, ya que el debate que se propone hubiese sido, con creces, mucho más interesante si en el mismo hubiesen confluído, en la conversación, miradas diferentes. Pero eso no fue así. Y al no ser así el diálogo, la conversación como forma de comunicación, se convierte en monólogo.
Esto, sin embargo, no es algo nuevo. El actual rector no es un novato en la gestión universitaria, y así como ahora puede resultar funcional a unos intereses sectoriales, políticos y partidarios, hasta hace muy poco tiempo resultó funcional a otros diagonalmente opuestos.
Política, reitero, siempre hubo en la Universidad. No estoy poniendo eso sobre la mesa. Lo que sí señalo es que el peronismo y el kirchnerismo fueron, en los últimos 20 años, quienes se encargaron sistemáticamente de partidizar la Universidad Provincial, por ejemplo mediante designaciones docentes en forma directa, y no mediante concurso como manda la tradición y la normativa universitaria, o con el nombramiento de trabajadores, sin proceso de selección, a quienes además administrativamente se les paga con horas docentes.
Hay que elevar la discusión. En ambos lados de la grieta hay asuntos reprochables. Como entrerriano con responsabilidad pública siento que debo expresarme al respecto y, más aún, alertar que estamos asistiendo al «desguace» de la universidad.
Yo no quiero eso para mi provincia y para el futuro de nuestros jóvenes, pero da la sensación que la tan militada nacionalización de una de sus Facultades -la de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales- sólo viene a resolver problemas de caja del Gobierno entrerriano y es el prólogo de la liquidación de esta institución.
Nacionalizar esa Facultad, dijo el rector Luciano Filipuzzi, es «sacarse la lotería». Para mí sacarse la lotería sería tener una institución más fuerte, comprometida con los sectores sociales y productivos, que brinde más posibilidades a las juventudes entrerrianas y que haya un Estado Provincial presente que no busque patear la pelota a otro lado para quitarse responsabilidades.
Hagamos política de la buena, con pluralidad y diversidad de voces simultáneas, con diálogo y conversación, pero no de esa que sólo sirve de tribuna para quienes comulgan con ideas de uno y otro lado. Si eso no ocurre, en vez de una casa de altos estudios tendremos una casa partidaria, como ocurre hoy. (Fuente: Prensa Galimberti)
Galimberti y la visita de Vidal a la Uader
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La presencia de María Eugenia Vidal en una actividad de la UADER generó una reacción desmesurada del kirchnerismo universitario. Y digo esto porque hay que identificar de dónde vienen los cuestionamientos. No está mal que en la Universidad se hable de política, se haga política, porque quien ve el asunto con perspectiva histórica sabe que esa cuestión viene, al menos, desde 1918, cuando se concretó la Reforma Universitaria.
Galimberti también opinó sobre la Uader
La política, mal que les pese a algunos, es de momento el único medio para cambiar la realidad que no nos conforma. Sin embargo una cosa es la politización y otra la partidización. Son cuestiones vinculadas pero, en algún punto, diferentes. ¿Hay partidos políticos en la Universidad pública? Sí, desde siempre. La Franja Morada vinculada al radicalismo, el Movimiento Nacional Reformista al Socialismo y la misma Juventud Universitaria Peronista, por citar sólo algunos.
El partidismo, cualquiera sea, es siempre una representación sectorial de intereses que, elecciones mediante, terminan accediendo a instancias institucionales en cualquier universidad, como lo son los Centros de Estudiantes o los Consejos Directivos y Superiores, que son parte del Gobierno colegiado de la Universidad. El Gobierno, que ejerce un Rector, por ejemplo, es inherente al ámbito institucional, independientemente de su preferencia política/partidaria. Es por eso que el mandato de cualquier universidad que se precie de tal es garantizar la pluralidad y no el pensamiento único.
Creo que allí radica, fundamentalmente, el «yerro» de la convocatoria de las autoridades de la UADER, ya que el debate que se propone hubiese sido, con creces, mucho más interesante si en el mismo hubiesen confluído, en la conversación, miradas diferentes. Pero eso no fue así. Y al no ser así el diálogo, la conversación como forma de comunicación, se convierte en monólogo.
Esto, sin embargo, no es algo nuevo. El actual rector no es un novato en la gestión universitaria, y así como ahora puede resultar funcional a unos intereses sectoriales, políticos y partidarios, hasta hace muy poco tiempo resultó funcional a otros diagonalmente opuestos.
Política, reitero, siempre hubo en la Universidad. No estoy poniendo eso sobre la mesa. Lo que sí señalo es que el peronismo y el kirchnerismo fueron, en los últimos 20 años, quienes se encargaron sistemáticamente de partidizar la Universidad Provincial, por ejemplo mediante designaciones docentes en forma directa, y no mediante concurso como manda la tradición y la normativa universitaria, o con el nombramiento de trabajadores, sin proceso de selección, a quienes además administrativamente se les paga con horas docentes.
Hay que elevar la discusión. En ambos lados de la grieta hay asuntos reprochables. Como entrerriano con responsabilidad pública siento que debo expresarme al respecto y, más aún, alertar que estamos asistiendo al «desguace» de la universidad.
Yo no quiero eso para mi provincia y para el futuro de nuestros jóvenes, pero da la sensación que la tan militada nacionalización de una de sus Facultades -la de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales- sólo viene a resolver problemas de caja del Gobierno entrerriano y es el prólogo de la liquidación de esta institución.
Nacionalizar esa Facultad, dijo el rector Luciano Filipuzzi, es «sacarse la lotería». Para mí sacarse la lotería sería tener una institución más fuerte, comprometida con los sectores sociales y productivos, que brinde más posibilidades a las juventudes entrerrianas y que haya un Estado Provincial presente que no busque patear la pelota a otro lado para quitarse responsabilidades.
Hagamos política de la buena, con pluralidad y diversidad de voces simultáneas, con diálogo y conversación, pero no de esa que sólo sirve de tribuna para quienes comulgan con ideas de uno y otro lado. Si eso no ocurre, en vez de una casa de altos estudios tendremos una casa partidaria, como ocurre hoy. (Fuente: Prensa Galimberti)