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A 50 kilómetros de Paraná, entre la ruta nacional Nº 12 y la provincial Nº 8, se encuentra esta localidad que ofrece una serie de recorridos para el avistaje de flora y fauna autóctona, pero también por la historia y cultura de las distintas comunidades de inmigrantes que poblaron estas tierras.
Cerrito, un lugar para visitar
Cerrito es una pequeña localidad que suele destacarse por la prolijidad y limpieza de sus calles y plazas –trabajo que mantienen las mujeres de la Cooperativa 27 de abril-, pero también por su colorida plaza Las Colonias, siempre colmada de flores; la reserva natural Montecito de Lovera, donde se puede hacer avistaje de aves, senderismo, safaris fotográficos o el Museo Regional, que permite remontarse a escenas del siglo XIX.
“A mí lo que más me gusta del Museo Regional es recorrer la cocina ambientada en una de fines del siglo XIX porque me hace acordar a la de mis bisabuelos. Pero a la gente le llaman mucho la atención las tres consolas interactivas que son unas pantallas táctiles en las que los visitantes pueden escuchar testimonios de otras épocas, imágenes y sonidos de juegos y costumbres de antaño, flora y fauna de nuestra zona, entre otros temas”, dice una vecina de Cerrito y con su relato, dan ganas de ir a adentrarse en esas estampas.
El museo en cuestión se encuentra en una vieja casa que recrea distintos ambientes, uno está dedicado a las tareas rurales, otro a la música –con la exhibición de vitrolas, una verdulera, radios antiguas, un bandoneón y una guitarra-, el rincón de la cocina en el que se distingue un artefacto a leña, una mantequera, soperas, braseros, faroles, cubiertos, un cristalero. En el ambiente dedicado a la costura se observa la evolución de las planchas, la máquina de coser y las ruecas, entre otros objetos.
Durante la semana, las escuelas que quieran visitarlo pueden comunicarse al teléfono: 4890091. En tanto sábados y domingos, abre de 16 a 19.
Para quienes les interesa conocer la historia del lugar que se pisa, indagar en costumbres de otros tiempos, este es un lugar para agendar.
Inmigración
Uno de los recorridos más interesantes y acaso novedosos, también vinculado a la historia, tiene que ver con un nuevo circuito rural que permite transitar los mismos caminos de los inmigrantes eslovenos que recalaron en estas tierras. De eso se viene encargando la docente y arquitecta Mariela Sebernich. Ella diseñó una propuesta de recorrido turístico muy singular, que va de Aldea Santa María hasta Puerto Curtiembre y Cerrito, que hace descubrir y apreciar fachadas de viejas casas de campo y almacenes de ramos generales que traen a la memoria, huellas de aquellos inmigrantes.
La propuesta incluye un recorrido por la reserva natural protegida, la visita al Museo Regional de Cerrito y al Museo de Alemanes del Volga Pedro A. Sack de Aldea Santa María, Curtiembre y localidades rurales de la zona, donde todavía quedan rastros importantes de asentamientos de inmigrantes italianos, alemanes, eslovenos, entre otras comunidades.
Como descendiente de eslovenos y animada por la curiosidad y su voluntad de indagar en sus antepasados, inició un trabajo de investigación sobre la arquitectura eslovena de la antigua Colonia Cerrito. “Ellos vinieron acá, provenientes de la ex Yugoslavia, fueron seis o siete familias. Tuve esa intriga acerca de las construcciones que hicieron en otro suelo distinto del que conocían, sin las montañas de su lugar de origen y así, acercarme a la tipología de las viviendas para saber cómo las habitaban, conocer sus costumbres”, comentó Sebernich.
El paseo contempla esos caminos rurales que estos descendientes de eslovenos pero también de otras comunidades, hacían para llevar el grano de las cosechas hasta Puerto Curtiembre.
Según contó Sebernich, están diseñando folletos ilustrativos del recorrido con el agregado de un mapa, señalizando cada uno de los lugares, para que pueda servir de guía al que lo quiera hacer por su cuenta, de manera independiente. O bien, pidiendo con anticipación el servicio de guía.
Haciendo este recorrido se puede conocer quiénes fueron los inmigrantes que llegaron hasta esta zona y qué actividades desarrollaban, entre 1880 y 1890: “Particularmente se hace foco en los inmigrantes eslovenos llamados anteriormente austríacos por estar en ese momento bajo el dominio del Imperio Austrohúngaro y luego pertenecer a la ex Yugoslavia, independizados como República de Eslovenia en el año 1991. Durante una hora de viaje se realizan tres paradas estratégicas en diferentes puntos del camino donde hubo y aún quedan rastros de importantes asentamientos de la época de los inmigrantes italianos, alemanes, eslovenos, entre otros, que servían como abastecimiento a los pobladores de entonces. En ese circuito llevaban el grano hasta el puerto, alimentaban los caballos y peones, hacían compras generales que les servían hasta la próxima vuelta”.
Una de las paradas es en General Paz, con el objeto de dar a conocer “el valor histórico y patrimonial que tiene la Capilla de San Antonio de Padua, la cual fue sede y arquidiócesis, la primera de la zona y la que construyeron nuestros inmigrantes”, resaltó.
Las siguientes estaciones son Puerto General San Martín, para conocer la costa del Río Paraná y sus barrancas y luego, Cerrito, donde se pasea por la ciudad, el Museo Regional y finalmente la reserva natural.
Más detalles
Para delegaciones, guías exclusivos y reservas para comer, se debe solicitar turnos con anticipación. Más información: +54 343 6 118991.(Fuente: El Diario)
Cerrito invita a recorrer un circuito rural con historia
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A 50 kilómetros de Paraná, entre la ruta nacional Nº 12 y la provincial Nº 8, se encuentra esta localidad que ofrece una serie de recorridos para el avistaje de flora y fauna autóctona, pero también por la historia y cultura de las distintas comunidades de inmigrantes que poblaron estas tierras.
Cerrito, un lugar para visitar
Cerrito es una pequeña localidad que suele destacarse por la prolijidad y limpieza de sus calles y plazas –trabajo que mantienen las mujeres de la Cooperativa 27 de abril-, pero también por su colorida plaza Las Colonias, siempre colmada de flores; la reserva natural Montecito de Lovera, donde se puede hacer avistaje de aves, senderismo, safaris fotográficos o el Museo Regional, que permite remontarse a escenas del siglo XIX.
“A mí lo que más me gusta del Museo Regional es recorrer la cocina ambientada en una de fines del siglo XIX porque me hace acordar a la de mis bisabuelos. Pero a la gente le llaman mucho la atención las tres consolas interactivas que son unas pantallas táctiles en las que los visitantes pueden escuchar testimonios de otras épocas, imágenes y sonidos de juegos y costumbres de antaño, flora y fauna de nuestra zona, entre otros temas”, dice una vecina de Cerrito y con su relato, dan ganas de ir a adentrarse en esas estampas.
El museo en cuestión se encuentra en una vieja casa que recrea distintos ambientes, uno está dedicado a las tareas rurales, otro a la música –con la exhibición de vitrolas, una verdulera, radios antiguas, un bandoneón y una guitarra-, el rincón de la cocina en el que se distingue un artefacto a leña, una mantequera, soperas, braseros, faroles, cubiertos, un cristalero. En el ambiente dedicado a la costura se observa la evolución de las planchas, la máquina de coser y las ruecas, entre otros objetos.
Durante la semana, las escuelas que quieran visitarlo pueden comunicarse al teléfono: 4890091. En tanto sábados y domingos, abre de 16 a 19.
Para quienes les interesa conocer la historia del lugar que se pisa, indagar en costumbres de otros tiempos, este es un lugar para agendar.
Inmigración
Uno de los recorridos más interesantes y acaso novedosos, también vinculado a la historia, tiene que ver con un nuevo circuito rural que permite transitar los mismos caminos de los inmigrantes eslovenos que recalaron en estas tierras. De eso se viene encargando la docente y arquitecta Mariela Sebernich. Ella diseñó una propuesta de recorrido turístico muy singular, que va de Aldea Santa María hasta Puerto Curtiembre y Cerrito, que hace descubrir y apreciar fachadas de viejas casas de campo y almacenes de ramos generales que traen a la memoria, huellas de aquellos inmigrantes.
La propuesta incluye un recorrido por la reserva natural protegida, la visita al Museo Regional de Cerrito y al Museo de Alemanes del Volga Pedro A. Sack de Aldea Santa María, Curtiembre y localidades rurales de la zona, donde todavía quedan rastros importantes de asentamientos de inmigrantes italianos, alemanes, eslovenos, entre otras comunidades.
Como descendiente de eslovenos y animada por la curiosidad y su voluntad de indagar en sus antepasados, inició un trabajo de investigación sobre la arquitectura eslovena de la antigua Colonia Cerrito. “Ellos vinieron acá, provenientes de la ex Yugoslavia, fueron seis o siete familias. Tuve esa intriga acerca de las construcciones que hicieron en otro suelo distinto del que conocían, sin las montañas de su lugar de origen y así, acercarme a la tipología de las viviendas para saber cómo las habitaban, conocer sus costumbres”, comentó Sebernich.
El paseo contempla esos caminos rurales que estos descendientes de eslovenos pero también de otras comunidades, hacían para llevar el grano de las cosechas hasta Puerto Curtiembre.
Según contó Sebernich, están diseñando folletos ilustrativos del recorrido con el agregado de un mapa, señalizando cada uno de los lugares, para que pueda servir de guía al que lo quiera hacer por su cuenta, de manera independiente. O bien, pidiendo con anticipación el servicio de guía.
Haciendo este recorrido se puede conocer quiénes fueron los inmigrantes que llegaron hasta esta zona y qué actividades desarrollaban, entre 1880 y 1890: “Particularmente se hace foco en los inmigrantes eslovenos llamados anteriormente austríacos por estar en ese momento bajo el dominio del Imperio Austrohúngaro y luego pertenecer a la ex Yugoslavia, independizados como República de Eslovenia en el año 1991. Durante una hora de viaje se realizan tres paradas estratégicas en diferentes puntos del camino donde hubo y aún quedan rastros de importantes asentamientos de la época de los inmigrantes italianos, alemanes, eslovenos, entre otros, que servían como abastecimiento a los pobladores de entonces. En ese circuito llevaban el grano hasta el puerto, alimentaban los caballos y peones, hacían compras generales que les servían hasta la próxima vuelta”.
Una de las paradas es en General Paz, con el objeto de dar a conocer “el valor histórico y patrimonial que tiene la Capilla de San Antonio de Padua, la cual fue sede y arquidiócesis, la primera de la zona y la que construyeron nuestros inmigrantes”, resaltó.
Las siguientes estaciones son Puerto General San Martín, para conocer la costa del Río Paraná y sus barrancas y luego, Cerrito, donde se pasea por la ciudad, el Museo Regional y finalmente la reserva natural.
Más detalles
Para delegaciones, guías exclusivos y reservas para comer, se debe solicitar turnos con anticipación. Más información: +54 343 6 118991.(Fuente: El Diario)