Ingresó a Diputados un pedido de juicio político al Juez Emilio Castrillon

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La presentación fue realizada por el periodista Tirso Fiorotto, e ingresó hoy por Mesa de Entradas de la Cámara de Diputados. En la misma, solicita la realización de un juicio político contra el Vocal del Superior Tribunal de Justicia.

Emilio Haroldo Castrillon.

Emilio Haroldo Castrillon.

Daniel Tirso Fiorotto, de amplia trayectoria en los medios de comunicación y referente de la cultura entrerriana, se presentó este jueves en la Mesa de Entradas de la Cámara de Diputados de Entre Ríos, para solicitar formalmente la realización de un juicio político contra el Vocal del Superior Tribunal de Justicia, Emilio Haroldo Castrillon.

En un escrito de 34 páginas, Fiorotto fundamenta su solicitud en una serie de hechos y situaciones atribuidas a Castrillon, en las que el juez habría incurrido en “mal desempeño”, sea por “violencia de género”, en varios casos, como también por “reiteradas conductas demostrativas de falta de mesura, equilibrio, autocontrol, decoro, deferencia, circunspección y compostura para el ejercicio de sus funciones como miembro del Superior Tribunal de Justicia (Art. 140 Constitución Provincial y artículos 8 y 17 inciso 7 de la Ley Orgánica de Tribunales)”.

Los hechos

En la parte medular del documento presentado por Daniel Tirso Fiorotto, se describen varios hechos, y, en cada caso, también se ofrecen pruebas y testimoniales.
Además de los casos más conocidos, como los episodios filmados en un drugstore de La Paz, la denuncia contra Castrillon que presentara la Vocal Susana Medina de Rizzo, lo mismo que los mensajes amenazantes que habría enviado a mujeres que integran la comisión directiva de la Asociación de la Magistratura, Fiorotto hace hincapié en empleadas y empleados del Poder Judicial que habrían sido víctimas de los embates violentos del magistrado, tal como quedó reflejado en la investigación publicada por la Revista Análisis en su última edición impresa.

La empleada que necesitó custodia

Por caso, alude a una “empleada judicial hoy jerarquizada”, que “fue víctima en reiteradas oportunidades de violencia física, mental y de amenazas”. La gravedad de los hechos violentos motivó “actuaciones en las que intervino la Dirección de Gestión Humana del Superior Tribunal, en las cuales se hicieron seguimientos de la situación laboral de la víctima, dándose intervención a especialistas en salud mental que hicieron recomendaciones. También, intervino la Fiscalía de Género, ante la cual se hizo un relato por la mencionada”.

“Desde la Fiscalía de Género –relata Fiorotto-, ante el conocimiento de la situación de violencia física y amenazas sufridas por la empleada, se dispuso inclusive custodia en su domicilio particular, porque la misma había puesto alerta y dijo que iba a denunciar. Esa vigilancia fue realizada por la Policía de Entre Ríos, con una custodia temporaria frente a su domicilio”.

“Los episodios de violencia contra esta empleada fueron muchos: insultos, empujones, malas palabras, pero se incrementaron a partir del año 2019, último de ejercicio de Castrillon como Presidente del máximo órgano Judicial. En la oficina de Presidencia, siendo horas de la tarde, la empujó contra la pared amenazándola de muerte. Como producto de ese vínculo violento, la mujer debió tomar tratamiento psicológico”.

Siempre en referencia a esta víctima, Fiorotto describe otra situación: “Castrillon la obligó a firmar una nota conjunta con él mismo (que él redactó) diciendo que habían “limado asperezas” y que pedía regresar a su anterior lugar de trabajo. Llegó al punto de tomarle la mano, en forma amenazante, para hacer su rúbrica en tan tensa situación. Habló por ella, ella nunca pidió volver a ese lugar como no fuera por la amenaza. Pero como la violencia siguió, la única vez que comenzó a aminorar es cuando ella tuvo una conversación con la Dra. Cecilia Goyeneche, Fiscal Adjunta. Llegó a perder kilos, a temblar, estaba mal física y psicológicamente. Llegó a hablar con vecinos para que no permitiesen que Castrillon subiera a su departamento, ya que se le había aparecido varias veces por allí”.

Ensalada de frutas contra una exasistente

Más adelante, el escrito formal elevado por Daniel Tirso Fiorotto ante la Cámara de Diputados, solicitando juicio político para Emilio Castrillon, se detiene en puntualizar los hechos que el Vocal del STJ habría cometido contra una “ex asistente” durante el último período de la Presidencia del supremo tribunal.

También en este caso, la cuestión pasó a mayores. “Los episodios de mal trato que padeció mientras laboraba como asistente del denunciado, fueron reiterados, generándole gran sufrimiento y un pedido de intervención en la temática de violencia que resultó analizado por la Dirección de Gestión Humana del S.T.J.E.R. donde hubo testimoniales y hasta la determinación de que se hiciera un seguimiento por parte de un grupo de profesionales de la salud mental”.

“Otro de los episodios que tuvo como protagonista a la misma víctima, fue el haberle arrojado, en un día laboral de noviembre de 2019, un pote de ensalada de frutas, que terminó azotado en la pared de la oficina. La mujer en esa oportunidad fue asistida por otros empleados judiciales, llevándola del lugar, habiendo presenciado la tensa situación y oído los gritos desaforados de Castrillon”.

La complicidad hacia adentro

Fiorotto deja en claro que todos los hechos relatados en su escrito podrán “ser probado con la producción de la prueba que dejaremos solicitada en esta presentación”. Y, de inmediato, cuestiona el silencio cómplice hacia adentro de la Justicia: “Debo decir sin temor a equivocarme, que lo que ha sido público en las esferas del Poder Judicial, fue completamente silenciado hacia fuera. Las mujeres y también los hombres, le han temido y lamentablemente estos últimos, lo han tolerado”.

En otro pasaje del documento, introduce una comparación, útil para desnudar esa complicidad a la que señaló anteriormente: “Se está juzgando en este momento a un Juez de Paz de Gualeguay, por una causal vinculada a violencia de género, en una situación que si la comparásemos solo superficialmente con los antecedentes de violencia del aquí denunciado, consideraríamos insignificante al lado de las enormes situaciones generadas por Castrillon en el curso de su vida laboral judicial”.

Los ataques contra empleados

Respecto de los ataques violentos contra empleados, Fiorotto refiere el caso puntual de uno que prestaba servicios en la Sala Civil y que “fue tan brutal la situación, que se retiró angustiado, diciéndole a sus compañeros que no estaba bien. Ese mismo día tuvo un Accidente cerebro vascular (ACV) y a los pocos días falleció”.

También suma otro hecho: la agresión al responsable del Área de Estadísticas de Tribunales, al que “agredió violentamente intentando avanzar sobre él físicamente, lo cual motivó que el agente judicial radicara una denuncia en sede judicial, ante el Ministerio Fiscal, quien dispuso la Apertura de Causa”.
Por último, describe lo vivido por un secretario administrativo del STJ, que “debió solicitar licencia por motivos psicológicos o psiquiátricos, luego de sufrir una agresión en el mes de diciembre de 2018”.

Documental y testigos

A la hora de detallar el documental que deberá pedirse para avanzar en la investigación de los hechos, Fiorotto cita a varias reparticiones que deberán aportar: Fiscalía de Género de Paraná, Ministerio Público Fiscal, Dirección de Gestión Humana del STJ, la Policía de Entre Ríos y hasta el mismísimo Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos.
Y entre los testigos, no sólo propone que se llame a las víctimas. También que se llame a declarar al presidente del STJ, Dr. Martín Carbonell, a todos los demás integrantes del “supremo”, al Procurador Jorge Amílcar García, a la Fiscal Cecilia Goyeneche, entre otros.

Fiorotto, fiel a sus principios

En la introducción de la denuncia, Daniel Tirso Fiorotto, conocido por su adhesión al legado de José Gervasio Artigas, resalta toda la sangre derramada a lo largo de la historia en defensa de la “república” en Entre Ríos y en el país.

“Muchos años después de la Revolución de Mayo, Buenos Aires seguía buscando reyes en Europa para nuestro territorio, mientras los entrerrianos nos desangrábamos por la república. ¿No es una razón central, entre muchas, para cuidar la república mientras la sociedad cultiva modos comunitarios quizá superadores? Los jueces, legisladores, ministros, que no están a la altura de las circunstancias, ¿no debieran detenerse en lo que costó, en vidas humanas y otras desgracias, la organización de esos servicios?”, se pregunta.

“Quizá no esté muy clara –agrega- la violencia que ha generado en la sociedad argentina el descrédito de la república, provocado desde distintos poderes y a veces por personas individuales encumbradas en ese poder”.
Y remarca: “Este año se cumplen 200 años de la República de Entre Ríos que pudo no ser una república propiamente dicha pero tenía el espíritu. Por eso estamos sensibilizados, y ponemos mayor atención a los atentados contra la república”.

“Para llegar al nombramiento de un juez en Entre Ríos tenemos centenares de batallas en el camino, miles de muertos y amputados, mujeres y hombres. ¿Qué margen hay, nos preguntamos, para tomar con ligereza o negligencia un cargo logrado luego de tanto sacrificio de nuestras familias? ¿Acaso nos consideramos con derecho a burlarnos de ese mar de lágrimas? ¿Y qué margen hay en nuestras comunidades, herederas de aquellas gestas, para hacer la vista gorda?”

Y, por último, en obvia referencia a Castrillon, remata:

“Servidores públicos que cometen atropellos una y otra vez quedan al borde de provocar hechos mayores irreversibles, por más que, con el paso de los días, se arrepientan de corazón y pidan disculpas. Si bien esa actitud (pedir perdón) los enaltece, cuando se repite nos queda la idea de que habrá un atropello más y que podría ser peor, con esperables arrepentimientos tardíos.

De ahí que, en pleno 2021, cuando la Argentina no encuentra el modo de prevenir maltratos que incluso llegan a femicidios, intentos de femicidios y suicidios por violencia de género, y cuando en uno de cada tres casos se reconocen advertencias y denuncias previas, no hay manera de ocultar ya los atropellos machistas ni de escucharlos con indiferencia. Y menos aun cuando podemos suponer, con alto grado de verosimilitud, que los casos que conocemos pueden ser la punta del iceberg”. (Fuente: El Entre Ríos)